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miércoles, 30 de marzo de 2011

5- Evacuaciones de los niños durante la II Guerra Mundial (La Gran Guerra Patria)

Casa de niños de Leningrado nº 9

A partir del 22 de Junio de 1941, el país soviético sufrió los horrores de una guerra todavía más destructiva que lo había sido la guerra civil española. Ello afectó gravemente a los niños españoles evacuados ya que fueron afectados por ella en el mismo grado que el resto de la población soviética. La mayor parte, fueron evacuados hacia la región de los montes Urales y a las repúblicas soviéticas del Asia Central. La finalidad de tales evacuaciones, fue alejarles de los territorios más duramente afectados por la guerra. No obstante, buena parte de los niños mayores, incluso falsificando su edad real, se alistaron en las Fuerzas Armadas Soviéticas para defender a la nación que tan bien les había acogido. Se estima en unos 300 los antiguos niños que perecieron defendiendo la URSS. Algunos de ellos, fueron hechos prisioneros por los alemanes, en las proximidades de Leningrado y entregados a las autoridades franquistas para su repatriación a España. Entre ellos, figuraba Nestor Rapp, que luego compartió conmigo reclusión en el Penal de Burgos por nuestras actividades antifranquistas.(*1)

El ataque del ejército alemán a la Unión Soviética en tres frentes de manera simultánea, por el norte, cercando la ciudad de Leningrado, por el centro rompiendo la defensa hasta Moscú y por el sur al ocupar Ucrania. En estos tres frentes estaban situadas las Casa de Niños que se vieron obligadas a una rápida evacuación. Los niños que se encontraban en las dos Casas de Leningrado sufrieron los primeros meses del bloqueo, durante el duro invierno de 1941-1942.(*2)

Inmediatamente después de las evacuaciones de los niños, fueron enviados a través del río Volga a Stalingrado, donde pasaron aproximadamente un año, hasta que se inició, en la misma ciudad, la más cruel y salvaje batalla de toda la Segunda Guerra Mundial. El resto de los niños fueron a Leningrado.

El viaje no alejó a los niños de la tragedia de la guerra ya que incluso durante todo el trayecto fueron bombardeados por la aviación alemana. Poco a poco, el insoportable frío y la progresiva falta de alimentos hicieron mella en ellos.

Meses después, todos los niños españoles, fueron reagrupados y llevados de nuevo a Moscú para ser enviados a Samarcanda, en Uzbekistán, un viaje que se eternizó 38 días.

Ese año, el frío fue especialmente duro, de nuevo, junto con los bombardeos alemanes, y la falta de alimentos hizo aún más duro el viaje, incluso algunos niños pequeños perecieron al no poder soportar tan terrible situación. Saliendo de Moscú, pasando por los Urales y por el transiberiano, finalmente, llegaron a Samarcanda. (segunda ciudad de Uzbekistán, República Socialista Soviética de Uzbekistán).

Sin faltarles su alojamiento y su educación, empezaron a trabajar en algo nuevo para ellos: los duros campos agrícolas soviéticos, los koljoses.

Según el testimonio de uno de los niños de la guerra, Francisco Vega: “Era la guerra, había que trabajar”. Más adelante, ya con el ataque alemán más debilitado y en progresiva retirada ante el ejército soviético, los niños más jóvenes fueron siendo enviados a las inmensas fábricas de armamento militar para abastecer al frente y al inmenso ejército.

En 1944, se inició el viaje de vuelta a Moscú. No mucho menos duro que el de ida, en este viaje había un deseo no muy lejano en los niños y el pueblo soviético; el fin de la guerra.

A su llegada a Moscú, los niños fueron repartidos en los albergues especialmente adaptados para su estancia, que en muchos casos se hizo muy larga. Muchos empezaron a trabajar al llegar, gran parte todavía para equipar al ejército Rojo, a punto de librar la última batalla, Berlín.(*3)

*1- Extracto del libro de María José Devillard y otros, Los niños españoles en la URSS (1937-1977), 2001

*2-Los niños de la Guerra - UGT

*3- Otras fuentes

Fresador en la planta No. 654 Nikolai Martianov
que cumplía su norma de trabajo al 200%. 25 julio 1942

miércoles, 2 de marzo de 2011

4- La “Gran Guerra Patria" y el asedio de Moscú, 22 de junio de 1941



La primera etapa de la estancia de los niños españoles evacuados a la URSS, se caracterizó por la buena acogida y el comienzo de sus estudios, pero apenas duró cuatro años.

El mismo día de la inesperada invasión de tierra soviética por Hitler, en Moscú, se jugaba un partido de fútbol muy especial; la Unión Soviética se enfrentaba al Euzkadi. Allí, en ese estadio, se encontraban los niños exiliados, que animaban con gran entusiasmo a su equipo. En medio de aquel emotivo encuentro, llegó la noticia. Los altavoces enmudecieron, el partido se paralizó. Viacheslav Molotov, comisario popular de la URSS, anunció que la Alemania fascista, ese 22 de junio de 1941, a las 5 de la mañana, atacó a la Unión Soviética. Fue el inicio de la tragedia para los niños, incluso supuso la muerte para muchos, muriendo por los bombardeos nazis, y en el propio frente, puesto que multitud de ellos, mintieron en su edad, tan solo para alistarse al ejército soviético y luchar contra quien quería destruir al país que les había acogido.

Los aviones alemanes iniciando la “Operación Barbarroja”. Desde el comienzo de la invasión nazi, y utilizando el famoso ataque relámpago de la Wehrmacht y la Luftwaffe, la URSS fue perdiendo más y más territorio de forma dramática, con miles de centenares de capturados y ejecutados soviéticos por los alemanes. El asedio a Moscú empezó ese mismo año, donde se inició una de las más cruentas batallas, aquí fue donde la guerra afectó directamente y con gran dramatismo a los niños exiliados. La defensa de Moscú era vital. Todo el pueblo soviético se unió para defender la capital. Muchos de los jóvenes exiliados españoles, no duraron y se presentaron al comité militar como voluntarios y ayudar así a defender la ciudad, muchos murieron en combate o ejecutados por los alemanes.

La mayor parte, fueron evacuados hacia la región de los montes Urales y a las repúblicas soviéticas del Asia Central.

Varias fuentes
Soldados del Ejercito Rojo Salvarnos!
 (Boin krasnaya armiya spasi!)

3- La acogida de los niños españoles en la URSS



José María Laso Prieto
Revista Crítica del Presente, nº 14, abril 2003

Prácticamente todos los estudiosos del exilio de los niños españoles en la URSS, coinciden en resaltar que su acogida por las autoridades y pueblos soviéticos fue extraordinariamente solidaria. Tal acogida era natural debido a la gran simpatía que entre el pueblo soviético se había desarrollado hacia la causa del pueblo español, que luchaba con gran heroísmo no sólo contra la reacción interior sino también contra el nazi-fascismo internacional. A ello había contribuido la famosa frase de Stalin: «La causa del pueblo español es la causa de toda la Humanidad avanzada y progresiva». Por otra parte, en la prensa y radio soviética eran muy frecuentes las alusiones a «la lucha heroica del pueblo español». Por ello, no puede sorprender que en Leningrado, Moscú y diversas ciudades de Ucrania, se desarrollasen amplias manifestaciones de acogida, en las que se homenajeaba a los niños españoles con pancartas, flores, abrazos y canciones. Seguidamente, los niños españoles evacuados fueron instalados en las denominadas Casas de niños, dotadas de una gran confortabilidad, en que se atendieron plenamente sus necesidades de alimentación, reposo y estudio.

De todo ello se proporcionó amplia información en la prensa republicana española. De la abundante información publicada, seleccionamos dos pequeñas muestras. Así la que se publicó en el diario Ahora, del 13-8-1937, tenía por titular "Los niños españoles evacuados a la URSS", premiados por su aplicación y decía: "Moscú 14: Los niños españoles han aumentado de peso, algunos hasta ocho kilos, durante su estancia en Crimea. Algunos han sido premiados por su aplicación con aparatos de fotografía, instrumentos de música, &c."

En otra información, titulada "Los niños evacuados a Rusia han sido acogidos con extraordinario entusiasmo" se decía: "Valencia, 4: Regresó a esta capital el responsable de la expedición de niños a Rusia organizada por el Ministerio de Trabajo y Beneficencia. Ha dado cuenta de la cariñosa y fraternal acogida que el pueblo hermano dispensó a los pequeños expedicionarios. Han quedado instalados en Crimea, donde estarán dos o tres meses en plan de reposo para alejar totalmente de su espíritu la sensación de inquietud ante la barbarie fascista. Pasado este tiempo, serán llevados a Moscú, al internado del Soviet local, el cual prepara a los pequeños un magnífico edificio dotado de toda clase de comodidades. En todas partes, los niños encontrarán el cariño fraternal que es norma en el ambiente democrático de la URSS («El Socialista», 4-7-1937).

Por otra parte, durante mi exilio en Francia, recuerdo haber contemplado, con cierta envidia, diversas fotografías en las que aparecían distintas instalaciones de tales Casas de niños y de sus bellos jardines. Esas fotografías fueron remitidas, por su hermana, a una mujer residente en nuestro refugio. Una particularidad de la educación que recibieron los niños españoles evacuados a la URSS fue su carácter bilingüe. De una parte, se trataba de que los niños españoles aprendiesen la lengua y la literatura rusa, de otra que no olvidasen la lengua y la literatura española. Se perseguía así que los niños españoles no se desvinculasen de su país de origen. Con esa finalidad, se les facilitaba abundante información sobre el desarrollo de los acontecimientos en España, al mismo tiempo que se realizaban lecturas comentadas de literatura española y representaciones teatrales basadas en la literatura y el folklore español. En ese sentido recuerdo una transmisión que realizó la emisión en español de Radio Moscú de la representación del drama Fuenteovejuna de Lope de Vega. En esta emisión, destacó mucho una de las niñas mayores evacuadas que se llamaba Araceli Sánchez. En el texto que hemos utilizado como fuente más relevante, se precisa uno de los aspectos políticos de la evacuación de los niños españoles: "Muchos padres de niños de la guerra formaban parte del PCE y/o de otras organizaciones como la UGT, la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza, las Juventudes Socialistas Unificadas, Socorro Rojo Internacional, &c. En este contexto, se refuerza la idea de la Unión Soviética como Segunda Patria, con la que se da una identificación de clase, pero mantiene con los niños una relación expresada en términos afectivos materno-filial".

Resumiendo la acogida que comentamos, en el libro Los niños españoles en la URSS (1937-1977): narración y memoria se sostiene: "Según los testimonios actuales, la acogida por el pueblo ruso de los niños en Leningrado fue cordial y apoteósica, llena de alegrías y música. Se les recibió con bandas de música, banderas, pancartas y vítores, no como víctimas de una guerra sin más, sino en cuanto a que hijos de la República Española o niños del heroico pueblo español. Este recibimiento, magnificado probablemente por la propia mentalidad infantil, hizo que algunos niños se sintieran realmente héroes y que cuando hablan de ello así lo recuerdan. Hay que tener en cuenta, para contextualizar esta autopercepción, la coyuntura bélica de que los niños se sienten partícipes. A este respecto, las cartas escritas por ellos desde la URSS son muy expresivas, se muestran interesados por los avatares de la guerra, aconsejan, opinan, se implican en los acontecimientos".