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martes, 30 de diciembre de 2014

Defensa admite su participación en las repatriaciones de restos de españoles de la División Azul

  • Defensa participa en la recepción de las peticiones de familiares y en la realización de los trámites de traslado de los restos de los españoles que lucharon en Rusia.
  • El Ejecutivo ha aclarado que la Asociación de Españoles desaparecidos en Rusia no recibe subvención alguna del Ministerio de Defensa.
  • El Gobierno ha declarado que hay una menor "demanda ciudadana" sobre estas cuestiones que la que había tras la aprobación de la Ley de Memoria en 2007.

EUROPA PRESS. 28.12.2014 -   
El Ministerio de Defensa ha admitido su participación en el proceso de repatriación de los restos de los españoles que durante la Segunda Guerra Mundial lucharon en la División Azul del lado de Alemania y su colaboración, para ese fin, con la Asociación de Españoles desaparecidos en Rusia.
           
Esta es la respuesta que ha remitido el Ejecutivo al diputado de Amaiur Sabino Cuadra, quien interrogó al Gobierno sobre las repatriaciones de los restos de los voluntarios españoles que lucharon en el frente ruso con las tropas de Hitler.
 
Según detalla en su contestación, el departamento que dirige Pedro Morenés participa en este proceso mediante la recepción de las peticiones de familiares para la recuperación de restos, el apoyo a la realización de trámites de traslado por vía aérea, la recepción de restos en el aeropuerto de Barajas y su posterior entrega a los familiares. El Ejecutivo también aclara a Cuadra que la Asociación de Españoles desaparecidos en Rusia no recibe subvención alguna del Ministerio de Defensa y que la única relación que este departamento mantiene con ella "se refiere a la entrega de solicitudes de familiares y la identificación individualizada de los restos previa a la repatriación".
 
Asimismo, le recuerda que el Ejecutivo ha elaborado a través del Ministerio de Defensa una relación de cementerios extranjeros en los que están enterrados militares españoles, entre ellos, los que están situados en Rusia, donde combatió la División Azul.
 
Sin subvenciones
En su pregunta, el diputado de Amaiur expresaba su respeto por "el legítimo esfuerzo realizado por los familiares" para recuperar los voluntarios españoles fallecidos en la extinta URSS, pero contrastaba la colaboración del Ejecutivo en esta tarea con la falta de financiación para exhumaciones de víctimas de la guerra y la dictadura en España que el Gobierno de Rajoy ha impuesto en los últimos años.
 
En este contexto, el Gobierno le replica que entre 2006 y 2011 se destinaron más de 25 millones a las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica, de los que 8,2 millones, casi el 40% se dedicaron a la localización de fosas. También admite que en 2012 dejaron de conceder estas subvenciones por la situación económica.
 
En cualquier caso, recalca que la labor que se hizo entre 2002 y 2011, ha dado lugar "importantes actividades de localización y exhumación" y que prueba de ello es el Mapa de Fosas de la Guerra Civil en el que ya constan 2.382 enterramientos y la identificación de 45.134 víctimas.
 
Víctimas de la guerra y la dictadura
Además, en otras respuestas sobre preguntas relativas a estas cuestiones formuladas por el diputado del PSOE Odón Elorza, el Gobierno reitera su compromiso con el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica y recalca, como ejemplo, que desde la llegada de Rajoy a Moncloa se han emitido 274 declaraciones de reparación a víctimas de la guerra y la dictadura, que alcanzan ya un total de 1.628.
 
El Gobierno ha reiterado que entre 2006 y 2011 se destinaron más de 25 millones a las asociaciones para la recuperación de la memoria históricaTambién apunta como dato que hasta la fecha se han reconocido más de un centenar pensiones a homosexuales que fueron encarcelados en aplicación de las Leyes de Vagos y Maleantes o de Peligrosidad Social.
 
Asimismo, el Ejecutivo deja claro que no cree necesario reabrir la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura porque las funciones que ésta tenía asignadas las realiza igualmente la División de Derechos de Gracia y otros Derechos del Ministerio de Justicia.
 
Y para demostrar que ahora hay una menor "demanda ciudadana" sobre estas cuestiones que la que había tras la aprobación de la Ley de Memoria en 2007 aporta el número de llamadas relacionadas con esta norma que se reciben en el Ministerio de Justicia. Así, detalla que si en los primeros años de vigencia de la ley rondaban las 10.000 anuales, en 2012 fueron 4.295 y en 2013 descendieron a 1.316.

El PP insiste en jugar con la Memoria Histórica discriminando a unas víctimas frente a otras

 
El coordinador del Grupo de Memoria Histórica del PSOE-A, Carlos Perales, ha lamentado que "el Gobierno del PP se empeñe en seguir ahondando en la discriminación de unas víctimas frente a otras". Perales ha calificado de "triste y lamentable" que el Gobierno central "haya decidido participar en la repatriación de los restos de combatientes de la División Azul mientras se niega a tomar medidas para reconocer a las víctimas del franquismo y colaborar en la recuperación de los desaparecidos".
 
DIARIO PROGRESISTA ANDALUCÍA 30/12/2014
“El PP insiste en jugar con la historia de este país y el dolor de las familias discriminando a las víctimas”, ha añadido Perales, quien ha insistido en criticar “los permanentes obstáculos que un Gobierno que se llama democrático pone a la reconciliación, el reconocimiento de la memoria de las víctimas y la justicia social”. “Su estrategia de boicot tiene su máxima expresión en su actitud frente a la Ley de Memoria Histórica, que mantiene en el congelador pese a los requerimientos de Naciones Unidas”, ha añadido. “Es bastante cínico que el Gobierno de Rajoy se permita discriminar a las víctimas mientras miente hasta a la ONU sobre el desarrollo de la Ley”, ha zanjado.  

domingo, 28 de diciembre de 2014

Defensa participa en las repatriaciones de restos de españoles que lucharon en la División Azul

 
Sabino Cuadra contrasta la colaboración del Ejecutivo con la falta de financiación para exhumaciones de víctimas de la guerra y dictadura
  • Así lo admite el Gobierno en una respuesta parlamentaria al diputado de Amaiur Sabino Cuadra
  • El ministerio que dirige Pedro Morenés recoge las peticiones de familiares para la recuperación de restos, apoya la realización de trámites de traslado por vía aérea y recibe los restos en el aeropuerto de Barajas
  • En la contestación se remarca que ahora hay "menor demanda ciudadana" sobre estos temas que en los primeros años de vigencia de la Ley de Memoria
Esta se la respuesta que ha remitido el Ejecutivo al diputado de Amaiur Sabino Cuadra, quien interrogó al Gobierno sobre las repatriaciones de los restos de los voluntarios españoles que lucharon en el frente ruso con las tropas de Hitler.
 
Según detalla en su contestación, a la que ha tenido acceso Europa Press, el departamento que dirige Pedro Morenés participa en este proceso mediante la recepción de las peticiones de familiares para la recuperación de restos, el apoyo a la realización de trámites de traslado por vía aérea, la recepción de restos en el aeropuerto de Barajas y su posterior entrega a los familiares.
 
El Ejecutivo también aclara a Cuadra que la Asociación de Españoles desaparecidos en Rusia no recibe subvención alguna del Ministerio de Defensa y que la única relación que este departamento mantiene con ella "se refiere a la entrega de solicitudes de familiares y la identificación individualizada de los restos previa a la repatriación".


Asimismo, le recuerda que el Ejecutivo ha elaborado a través del Ministerio de Defensa una relación de cementerios extranjeros en los que están enterrados militares españoles, entre ellos, los que están situados en Rusia, donde combatió la División Azul.
 
En su pregunta, el diputado de Amaiur expresaba su respeto por "el legítimo esfuerzo realizado por los familiares" para recuperar los voluntarios españoles fallecidos en la extinta URSS, pero contrastaba la colaboración del Ejecutivo en esta tarea con la falta de financiación para exhumaciones de víctimas de la guerra y la dictadura en España que el Gobierno de Rajoy ha impuesto en los últimos años.
 
En este contexto, el Gobierno le replica que entre 2006 y 2011 se destinaron más de 25 millones a las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica, de los que 8,2 millones, casi el 40 por ciento se dedicaron a la localización de fosas. También admite que en 2012 dejaron de conceder estas subvenciones por la situación económica.
 
En cualquier caso, recalca que la labor que se hizo entre 2002 y 2011, ha dado lugar "importantes actividades de localización y exhumación" y que prueba de ello es el Mapa de Fosas de la Guerra Civil en el que ya constan 2.382 enterramientos y la identificación de 45.134 víctimas.
 
Además, en otras respuestas sobre preguntas relativas a estas cuestiones formuladas por el diputado del PSOE Odón Elorza, el Gobierno reitera su compromiso con el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica y recalca, como ejemplo, que desde la llegada de Rajoy a Moncloa se han emitido 274 declaraciones de reparación a víctimas de la guerra y la dictadura, que alcanzan ya un total de 1.628.
También apunta como dato que hasta la fecha se han reconocido más de un centenar pensiones a homosexuales que fueron encarcelados en aplicación de las Leyes de Vagos y Maleantes o de Peligrosidad Social.
 
Asimismo, el Ejecutivo deja claro que no cree necesario reabrir la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura porque las funciones que ésta tenía asignadas las realiza igualmente la División de Derechos de Gracia y otros Derechos del Ministerio de Justicia.
 
Y para demostrar que ahora hay una menor "demanda ciudadana" sobre estas cuestiones que la que había tras la aprobación de la Ley de Memoria en 2007 aporta el número de llamadas relacionadas con esta norma que se reciben en el Ministerio de Justicia. Así, detalla que si en los primeros años de vigencia de la ley rondaban las 10.000 anuales, en 2012 fueron 4.295 y en 2013 descendieron a 1.316.
 

Metopa en venta en la actualidad

viernes, 26 de diciembre de 2014

La liberación de Auschwitz, la puerta del infierno.

 
Revista "La Aventura de la Historia"
Especial Segunda Guerra Mundial, invierno de 1945.
 
La liberación de Auschwitz, la puerta del infierno.
 
El 27 de enero de 1945, los soldados soviéticos entraron en el mayor campo de exterminio nazi.
 
En el número de enero (195), ya en vuestros quioscos, Álvaro Lozano describe el horror que hallaron a su paso, la posterior liberación de otros campos de concentración y el tiempo que transcurrió hasta que el mundo digirió la brutal dimensión del fenómeno.
 
Otra información:
 

La Liberación, 1945

la exposición de obras en el enlace
 
Zinovii Tolkatchev, nace en 1903 en la aldea de Shchedrin en Bielorrusia. Siendo profesor titular en el instituto de Bellas Artes en Kiev, se enrola en el Ejercito Rojo en 1941. Como artista oficial del Ejército Rojo, se suma a las fuerzas soviéticas en Majdanek, poco después de su liberación (1944), e inmediatamente después, a las fuerzas que liberaron Auschwitz (1945). Es en este período que pinta sus series "Majdanek", "Auschwitz" y "Las Flores de Auschwitz". Tolkatchev fallece en Kiev, en el año 1977.

"Hice lo que debía hacer; no pude evitar hacerlo. Mi corazón lo ordenaba, mi conciencia lo exigía, el odio hacia el fascismo gobernaba". Estas palabras del artista-soldado Zinovii Tolkatchev sintetizan la esencia creativa de alguien que llegó hasta las puertas mismas del infierno con uniforme del Ejército Rojo.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Tras la propuesta de Rusia, este jueves la ONU aprobó la resolución contra el nazismo y la discriminación racial

 
Rusia propuso resolver un fallo contra el nazismo que la ONU aprobó
 
telesur 18/12/14
La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó este jueves el dictamen contra el nazismo y la discriminación racial impulsada por Rusia.
 
La resolución lleva por nombre “Glorificación del nazismo”, plantea el rechazo contundente a las prácticas que busca avivar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia.
 
En este orden el fallo insta a “garantizar la ratificación universal y la aplicación efectiva de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial”.
 
En efecto la propuesta de Rusia, aprobada con la mayoría de votos, excepto por Canadá, Estados Unidos (EE.UU.), Ucrania y Palau* que votaron contra la acción, mientras que 51* delegaciones (algunos países de la UE) se abstuvieron, puntualiza el repudio a cualquier intento de negar el Holocausto, al tiempo que promueve el uso de nuevos mecanismos de información para contrarrestar el racismo.
 
* Los datos de tele sur mantienen diferencias con respeto a la votación de Palau y el número de países que se abstuvieron, ver documento adjunto de 21/11/2014

martes, 16 de diciembre de 2014

Documental: 'Vivir y morir en Rusia'


AGE 16/12/14

Director: Algis Arlauskas Pinedo

Prosigue hasta el 23 de diciembre la exposición 'Los niños de la guerra. cuentan su vida, cuentan tu historia' organizada por AGE, en el centro cultural García Lorca, donde se inauguró el 10 de noviembre.
 
Para hoy martes 16 de diciembre se ha previsto la proyección del documental 'Vivir y morir en Rusia' en la misma sala de exposiciones.
 
La muestra ya ha recibido a cientos de visitantes y describe la vida de aquellos niños, hoy octogenarios, que emprendieron el exilio por culpa de la guerra civil rumbo a la antigua URSS.
 
 
Documental de Algis Arlauskas (dos primeros capítulos de la teleserie de 10 capítulos producida por la ETB, Orioprodukzioak (País Vasco) y Ánima Estudio de Moscú en 1992

martes, 9 de diciembre de 2014

Los últimos 'niños de la guerra'

Una clase de gimnasia en la casa de acogida de la calle Pirogvskaya, en Moscú, en 1938
 
En Rusia y Ucrania quedan 171 supervivientes de los niños españoles que llegaron en 1937 para salvarse de la Guerra Civil. De los adultos que combatieron a Hitler ya no queda nadie con vida
 
El País / Pilar Bonet 9 MAY 2010
Rusia celebra hoy el 65º aniversario de la victoria en la "Gran Guerra Patria", como se denomina aquí la II Guerra Mundial. En la Plaza Roja estarán veteranos extranjeros que lucharon contra Hitler, pero habrá un vacío, el de los españoles que combatieron bajo la bandera de la URSS como aviadores, soldados, partisanos y guerrilleros. El último residente en Rusia de ese grupo curtido y condecorado, Ángel Grandal-Corral, de 83 años, falleció el 25 de marzo en Podolsk, cerca de Moscú. Aquel recio marino de Baracaldo, que patrullaba Gibraltar en el destructor Churruca, estuvo en los servicios de seguridad soviéticos y operó en un destacamento especial en la retaguardia alemana. "Ángel siempre fue un razvedchik (agente) y no relataba sus gestas", afirman conocidos del lacónico vasco al que atribuyen legendarios sabotajes y voladuras.
 
En diciembre murió en Madrid José María Bravo, que se formó como piloto en la URSS y fue uno de los aviadores que acompañó a Stalin a la conferencia de Teherán. Nacido en 1917, poseía la medalla del Valor, la orden de la Guerra Patria y de la Estrella Roja. Lideró la asociación "Veterani", que fomentó los vínculos económicos entre España y los países postsoviéticos.
 
Varios "niños de la guerra" (en Rusia y en Ucrania) compartieron sus recuerdos con EL PAÍS en vísperas del aniversario. Llegaron en barco a Leningrado en 1937, los alojaron en "casas de niños" y en su memoria se amalgaman dos guerras: un paisaje de bombas incendiarias, hambre insaciable, huidas eternas en barco y en tren y hermanos o compañeros que fueron víctimas del tifus, la tuberculosis y el hambre o que simplemente desaparecieron al soltarse de la mano.
 
Mercedes Coto, de 85 años, es una blokadniza (veterana del bloqueo) de Leningrado (septiembre, 1941-enero, 1944). Ella y Joaquina, de 81, recuerdan a Manolo, el hermano recién fallecido. Procedían de un pueblo de Asturias. En la URSS las separaron. Mercedes vivió en una casa de niños de Leningrado y ayudaba a operar a los heridos del frente en un hospital. Recuerda los cadáveres amontonados sobre el río Neva helado y el hambre que mató al compañero Salvador Puente. En 1943, aprovechando la ruptura del cerco, la mandaron al Cáucaso, donde el ejército alemán capturó a un grupo de niños (repatriados con posterioridad a España desde Alemania). Por las montañas llegó hasta Sujumi, en el mar Negro, y allí los soviéticos la encarcelaron por indocumentada. La liberaron después de que los niños capturados por las tropas hitlerianas en el Cáucaso contaran su odisea en una emisora alemana. Desde Tbilisi, en barco por el Caspio y como polizón de trenes por la estepa asiática, llegó a Samarcanda. En Miass, en los Urales, bailó jotas para el Fondo de Defensa de la URSS.
 
"Tras de ti marcharemos, Stalin, por la línea que Lenin trazó...". Las hermanas Coto entonan la estrofa inicial de la canción compuesta por los niños Julio García y Ángel Madera. Stalin premió su creatividad con un reloj. "La cantaban en todas las casas de niños españoles de la URSS", afirma Joaquina. Madera pereció en el frente de Leningrado.
 
En su huida, Mercedes encontró generosidad: la tía Masha, que la salvó de morir de diarrea en Samarcanda. Y frío cálculo: la aldeana del Cáucaso que le pidió la bata por un plato de sopa. Tras la guerra, Mercedes trabajó en una fábrica de Moscú. Por su condición de blokadniza, reconocida recientemente, recibe una pensión rusa de 25.000 rublos (equivalente a 650 euros), complementada con otra española. Joaquina enseñó francés en un pueblo montañoso de Daguestán, donde se desplazaba en burro, y después trabajó en Radio Moscú.
 
El destino dispersó a los niños. Les enviaron a lugares de donde Stalin había expulsado a otras comunidades por temor a que apoyaran al enemigo. Así, llegaron a la antigua República de los Alemanes del Volga, de donde fueron deportadas 367.000 personas, y a Crimea, de donde en 1944 fueron expulsados los tártaros. Francisco Mansilla, el director del Centro Español de Moscú, recuerda su estancia en Bassel, donde se alimentaban de los comestibles dejados por los alemanes, incluido el "sabroso aceite de hígado de bacalao" que el director de la casa de niños le requisó.
 
En Izium-2, en las cercanías de Járkov (Ucrania), vive Tomasa Rodríguez, 81 años, que de niña pasó "frío, hambre y miseria" en la aldea alemana de Kukkus. Tomasa es la última española de Izium-2, donde vivieron unos 40 niños de la guerra empleados en la fábrica de óptica local. Tiene tres hijos, uno de ellos trabajando en Barcelona. "Si no fuera por España, estaría en la ruina", afirma esta mujer que cobra una pensión española de 1.700 euros cada tres meses y otra pensión de Kiev de 950 grivnias (unos 120 euros).
 
La vasca Josefina Iturrarán, de 87 años, cuenta que, al estallar la guerra, desaparecieron los educadores de su casa de niños de Odessa. Josefina reprocha a los dirigentes del Partido Comunista de España el "habernos dejado solos y haberse olvidado de nosotros". Fue evacuada por Siberia y Asia Central en un vagón sin cristales. El trayecto, de 38 días, concluyó en Samarcanda, donde "se acababa la vía".
 
A Antonio Herranz, de 83 años, de Baracaldo, lo enviaron a Eupatoria, en Crimea, y de allí hacia Stalingrado bajo las bombas alemanas, y por el Volga, hasta Engels y Orlovskoye, donde aprendió a ordeñar vacas y sembrar la tierra. Recuerda Herranz el tocadiscos de Afanasi Kisiliov que, de profesor en la embajada soviética en París, se convirtió en director de una casa de niños y organizador del trabajo agrícola en las haciendas abandonadas por los alemanes en Orlovskoye. Los adolescentes fueron enviados a las fábricas y Herranz fue tornero en Marx-Stadt, cerca de Sarátov. A los 14 años fabricaba armas y comía una vez al día. En el Centro Español de Moscú se guarda la memoria de vidas -breves y largas- golpeadas por dos guerras. También la de los miembros de la División Azul que se pasaron al Ejército Rojo y tras internamientos a veces muy largos se integraron en la URSS, en gran parte en Tbilisi.
 
De la contienda española a la URSS
Unos ochocientos españoles lucharon por la URSS en la Segunda Guerra Mundial. Según datos del Centro Español en Moscú, 151 cayeron en combate y 15 desaparecieron en el frente. Si se suman las víctimas de las secuelas bélicas, hubo 420 muertos.
 
A raíz de la Guerra Civil (1936-1939) llegaron a la URSS 4.299 españoles: 891 emigrantes políticos, 157 alumnos pilotos, 67 marineros, 122 acompañantes, 2.895 niños en expediciones y otros 87 con sus padres, además de 27 capturados por el Ejército Rojo en Europa, y 51 procedentes de la División Azul. El historiador Andréi Elpátevski estima que 6.402 españoles (más de 3.000 niños) emigraron a la URSS desde los años veinte a los cuarenta. De ellos, 278 civiles fueron considerados sospechosos, incluidos los apresados en Europa. Además hubo entre 452 y 484 prisioneros de guerra, en su mayoría de la División Azul. Por delitos varios fueron condenados 250 españoles, entre ellos, 69 prisioneros de guerra e internados y 155 educadores castigados sobre todo por hurtos, subraya Elpátevski. Detrás de los robos, el hambre.
 
Un centenar de ex combatientes españoles vivían en 1985 en la URSS; un cuarto de siglo después, todos han muerto. A principios de mayo, en Rusia y en Ucrania quedan 152 y 19 "niños de la guerra", respectivamente. Felipe Álvarez, el último ex combatiente español residente en Ucrania, falleció en 2008.
 

domingo, 9 de noviembre de 2014

Exposición "Los Niños de la Guerra" en Rivas Vaciamadrid

 
AGE, en colaboración con el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, inaugurará el próximo lunes 10 de noviembre de 2014 la exposición "Los niños de la guerra cuentan su vida, cuentan tu historia" que se podrá visitar hasta el 23 de diciembre en la sala de exposiciones del Centro Cultural "Federico García Lorca" (Plaza de la Constitución, 3).
 

jueves, 30 de octubre de 2014

"Nos salvaron de la guerra, pero nos perdieron para siempre"

Mesa redonda sobre el exilio infantil en la Guerra Civil española
  • El Museo de la Autonomía de Andalucía acoge mesas redondas sobre el éxodo infantil durante la Guerra Civil española en el marco de la exposición Entre España y Rusia. Recuperando la historia de los niños de la guerra.
  • En La conciencia del exilio infantil: los niños de Morelia y del Winnipeg, tres expertas analizaron estas dos rutas hacia América y cómo estos protagonistas involuntarios crearon un "profundo impacto en la opinión pública internacional".

El encuentro contó con la participación de una de las principales expertas en la materia, la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Alicia Alted. También su homóloga en la Universidad de Huelva, Encarnación Lemus, y la profesora titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Inmaculada Cordero. Profundizaron, en La conciencia del exilio infantil: los niños de Morelia y del Winnipeg, sobre estas dos rutas hacia América.
 
'Ayudemos a los niños españoles'
"El concepto 'niños de la guerra' hace referencia a quien vivió su infancia en el marco de un conflicto bélico y además sufrió directamente sus consecuencias, que les marcaron de por vida", define Alicia Alted. En la contienda española serán "unos de los grandes protagonistas" y crean un "profundo impacto en la opinión pública internacional". Numerosos países se organizan en una campaña, 'Ayudemos a los niños españoles', hasta el punto de fraguar el concepto de "ayuda humanitaria".
 
Al llamamiento del Gobierno de la República responden Francia, Inglaterra, Suiza, Unión Soviética y México. Otros como Holanda, Países Bajos, Noruega y Suecia apoyan colonias de niños en suelo francés o se acogen a sistemas de apadrinamiento "muy usuales en Bélgica". También había colonias en zonas republicanas que el avance de la guerra hace cada vez más complicadas.
 

En marzo de 1937 salen los primeros 400 niños evacuados. Durante ese año, a Francia llegaron "unos 20.000, de los que en junio del 38 quedaban 11.000". Cuando se produce el éxodo masivo de febrero del 39 "de casi medio millón de personas por la frontera francesa, unas 170.000 eran población civil y de estos unos 68.000 eran niños", refiere Alted. Los dibujos reflejaban "esos pájaros mortíferos que a los niños fascinaban y que eran también un elemento de destrucción y tristeza".
 
Dibujo de un niño que recoge bombardeos durante la Guerra Civil española.
Dibujo de un niño que recoge bombardeos durante la Guerra Civil española

 
"Morelia no estaba muy bien elegida"
Las vivencias serán muy diferentes entre uno y otros casos. Los conocidos como "niños de Morelia" fueron un grupo conformado por 456 menores de edad, hijos de republicanos, que partieron en 1937 en barco con bandera francesa con destino a México. Mientras, el Winnipeg fue fletado por Pablo Neruda desde Francia con destino a Chile y en él embarcaron, pese a las numerosas dificultades más de 2.000 exiliados españoles. Todo en el clima prebélico que precede a la II Guerra Mundial.
 
México es el gran país de acogida en América Latina. "La historia de los niños de Morelia es, como el chocolate –proyecta Inmaculada Cordero–, muy amarga y con momentos dulces". Un exilio asociado además "a un mito intocable en México": el presidente Lázaro Cárdenas. A propuesta del Comité Latinoamericano de Ayuda al Pueblo Español "acepta recoger a 500 niños con dos condiciones, que tuvieran entre tres y 15 años y un certificado de salud".
 
"Todas las escenas las recuerdo sin brillo, como si en todo ese tiempo no hubiese estado el sol. Algunos compañeros no recuerdan nada de esos días", escribía un niño sobre un viaje "triste y difícil". Llegaron a una población "pequeña, conservadora, católica… Morelia no estaba muy bien elegida". Sinsabores para quienes, en muchos casos, no regresaron jamás a sus hogares de nacimiento.
 
Winnipeg, el carguero mitificado
La evacuación a Chile está "mitificada por la participación de Pablo Neruda", cuenta Encarnación Lemus. Aun así, recuerda, "es de los grupos que menos atención recibe". El barco era "un carguero de una compañía que crea el Partido Comunista francés para burlar el acuerdo de no intervención y auxiliar a la España republicana". Para esa intervención, "se readapta para que la carga sean personas".

El 3 de septiembre de 1939 el Winnipeg arriba a Valparaíso, Chile. Los relatos inciden en una travesía dificultada por "el boicot internacional, las dificultades para abastecer… sufrieron todo tipo de retenciones", apunta Lemus. Como los "cinco días varados ante el Canal de Panamá". Ni Francia ni Chile habían pagado el paso.
 
La exposición  Entre España y Rusia reconstruye ese éxodo infantil a través de las vivencias de sus protagonistas involuntarios, de sus testimonios orales y escritos. En la programación complementaria, el 23 de octubre tendrá lugar una nueva mesa redonda que pondrá el foco en este episodio histórico desde un enfoque de género, profundizando en El exilio en femenino.
 
Araceli Ruiz Toribios, una "niña de la guerra", explicará "qué sintieron en su diáspora y cómo reconstruyeron sus vidas fuera de España y sin sus familias". Estuvo 43 años en Rusia, con un paréntesis de siete en el que trabajó como traductora en Cuba. Ahora es presidenta de la Asociación Asturiana Niños de la Guerra. Participará también la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca, Josefina Cuesta, experta en historia de la mujer en los movimientos migratorios contemporáneos. Como decían: "Los vencedores no tienen historia (trágica), solo los vencidos pueden describir amargamente la suerte injusta que han sufrido".

domingo, 12 de octubre de 2014

El Programa ‘La Memoria’ recupera del olvido a los niños de la guerra evacuados por la Segunda República a la URSS entre los años 1937 y 1938

Niños y maestros en el sanatorio del Mar Negro en 1938
Escuchar Programa
  • La Segunda República envió a la Unión Soviética a casi tres mil niños para protegerlos del avance franquista
  • Casi un centenar de ellos permanece y sobrevive en la Rusia actual
  • Coloquio con Verónica Sierra y Magdalena Garrido, de las universidades de Alcalá de Henares y Murcia, artífices de la exposición ‘Entre España y Rusia’ en el Museo de la Autonomía de Andalucía hasta diciembre
La Memoria - Radio Andalucía
El programa La Memoria de Radio Andalucía Información, dirigido y presentado por Rafael Guerrero, ofreció el 26 de septiembre 2014, un coloquio sobre los niños de la guerra que fueron evacuados a la URSS por el Gobierno de la Segunda República Española entre los años 1937 y 1938 para librarlos de los riesgos de los avances militares de las tropas sublevadas.
 
De este modo, ‘La Memoria’ se suma a la recuperación de la memoria de los casi tres mil niños evacuados a la antigua Unión Soviética, de los que apenas un centenar permanece y sobrevive en la Rusia actual. Para ilustrar acerca de esta realidad de desarraigo infantil provocada por el golpe militar y sostenida durante la dictadura franquista, con su desarrollo histórico posterior de repatriaciones y retornos a España y a otros países, participan en un coloquio las profesoras Verónica Sierra y Magdalena Garrido, de las universidades de Alcalá de Henares y de Murcia respectivamente, artífices de la exposición inaugurada la pasada semana en el Museo de la Autonomía de Andalucía, que permanecerá abierta hasta el 28 de diciembre.

Amaiur pregunta al Gobierno si financia exhumaciones de la División Azul en Rusia

Instituto de Historia y Cultura Militar
La formación solicita respuesta escrita al Ministerio de Defensa en relación a la repatriación de los restos 23 voluntarios españoles mientras se ha suprimido el presupuesto para estas tareas con las víctimas del franquismo.
Público.es - Jairo Vargas  - Madrid 10/10/2014
El diputado de Amaiur en el Congreso, Sabino Cuadra, solicita al Ministerio de Defensa información sobre la colaboración del Gobierno con la Asociación de Españoles Desaparecidos en Rusia, que desde hace años trabaja por la recuperación de los voluntarios que combatieron contra el Ejército ruso a las órdenes de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
 
En pregunta parlamentaria, que aún no ha recibido respuesta, Cuadra hace referencia a la exhumación de los restos de 23 de estos combatientes en el "frente ruso" que se encuentran a la espera de ser trasladados a España.
 
"¿Está facilitando el Gobierno algún tipo de colaboración en los trabajos de descubrimiento, exhumación y repatriación de los restos de los españoles miembros de la división Azul muertos en el frente de guerra de la antigua URSS?", pregunta el diputado, que también interpela al Ejecutivo sobre las razones por las que, en los dos últimos años, se ha suprimido la partida correspondiente a estas tareas para recuperar los restos de las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura.
 
Amauir denuncia que, tras la llegada del PP al Gobierno, el presupuesto para exhumaciones de víctimas del franquismo se redujo un 60% en 2012 y se suprimió de todos los presupuestos en los dos años siguientes, "y sin embargo se mantiene esta colaboración para la exhumación y repatriación de los restos de los españoles que fueron a combatir bajo las órdenes de Hitler contra el pueblo ruso", subraya Amaiur en la pregunta.
 

lunes, 22 de septiembre de 2014

Diana Bermúdez Reyna. De Ceuta al exilio ruso

 
Francisco Sánchez Montoya El Faro de Ceuta 20/9/14
Cuando la pequeña Diana recorría las calles de Ceuta en aquel verano de 1936, de la mano de sus padres, nada le hacia presagiar que en pocos días cambiaría su vida y la de su familia. Su padre José Luis Bermúdez-Reyna de Madariaga era un reputado capitán aviador, destinado en el aeródromo de Sania Ramel en la capital del Protectorado, Tetuán.  Durante 1933 fue delegado del Gobierno de la República en Ceuta.

En la tarde del 17 de julio, todo cambió, su padre defendió junto a otros militares leales al Gobierno el aeródromo, haciéndose fuerte e intercambiando fuego, pero nada pudieron hacer y a las pocas horas fueron detenidos por los militares sublevados, el 15 de agosto de 1936 fue sacado de la fortaleza del monte Hacho y ejecutado. Siendo enterrado en el cementerio de Santa Catalina en Ceuta.

La madre de Diana se encuentra sola con cuatro hijos, intentó por todos los medios salir de Ceuta hacia Valencia donde estaba su familia.  Pero no es nada fácil, el sur está tomado por los sublevados, y llegar hasta el levante es tarea imposible. Al proceder de una familia de la alta sociedad madrileña, el abuelo paterno de Diana era teniente general y su abuela familiar del escritor Salvador de Madariaga, consiguen que se realice un intercambio en Tánger, organizado por la Cruz Roja Internacional. Tras llegar a la ciudad internacional embarcarían en el barco que hacia la travesía una vez por semana hacia el sur de Francia y desde allí al pueblo valenciano de Russafa.

Cuando todo parecía tener una cierta normalidad, una mañana quedó marcada en la memoria de la pequeña Diana, apenas tenia cuatro años: “Han pasado muchos años, pero parece como si lo estuviera viviendo ahora, nos encontrábamos en el piso de Russafa, mi abuela a un lado y mi abuelo llorando, con las manos en la cara. Dos señores uniformados me cogieron en brazos y nos llevaron a mi hermana y a mí, mientras yo lloraba y preguntaba por mi madre, recuerdo que me abracé a una muñeca y no la solté, hasta muchos años después".

Sus dos hermanos, José Luis y Flavio, fueron enviados a la URSS en la madrugada del 13 de junio de 1937, seis días antes de la caída de Bilbao a manos franquistas, partió en el buque Habana desde el puerto de Santurce, esta vez con un número de jóvenes muy superior, 1.530 junto a 75 personas acompañantes, entre los que había médicos y profesores.  

Aquellas partidas de niños fueron organizadas por el Ministerio de Instrucción Pública del Gobierno de la Segunda República. Su ministra, Federica Montseny, autorizó la primera expedición. Todos ellos procedían de Madrid, Málaga, Almería y Valencia, ciudades que se encontraban asediadas aún por el ejército de Franco. El traslado se realizaba en barcos mercantes y los niños viajaron hacinados en bodegas.

Al llegar a Leningrado, la actual San Petersburgo, la separaron de su hermana y la llevaron a una casa para niñas pequeñas. Pocos meses después de acabar la Guerra Civil, en agosto de 1939, la abuela paterna, Presentación de Madariaga, un nombre frecuente en los "Ecos de Sociedad" de la prensa madrileña -viuda de un teniente general, había sido Dama de Honor de la reina Victoria Eugenia- logró que el Gobierno franquista, a través de sus embajadas en Roma y Londres, consiguiera que los ejecutivos de Mussolini y Chamberlain mediaran para facilitar el retorno de sus cuatro nietos. El intento fue en vano.

Con la invasión de Rusia por parte de Hitler, en junio de 1941, Diana y el resto de los niños fueron evacuados de Leningrado a una aldea en las llanuras del Volga. Nuestra pequeña tuvo que luchar por salir adelante, aprendió el ruso, era muy inteligente y nada se le resistía. Gran modista pronto comenzó a realizar trabajos, después entró a trabajar en una fábrica de misiles. Los años fueron pasando y la promesa del retorno a España no comenzó a ser una realidad hasta 1956, para entonces ya había formado su propia familia al casarse con un ruso de origen ucraniano. Y por fin, el 17 de diciembre de 1990, consiguió permisos para toda su familia, incluidos sus tres hijos con sus respectivas parejas y los cuatro nietos que ya tenía.

A muchos niños, como Diana, no les quedó más remedio que marcharse. Convencidos de que sólo así podrían sobrevivir, sus familiares decidieron que formaran parte de alguna de las numerosas campañas de evacuación organizadas por el Gobierno de la República. Las evacuaciones de niños al extranjero constituyeron así el primer exilio del pueblo español derivado de la Guerra Civil. De entre todos los países que acogieron a los menores españoles, la Unión Soviética fue, sin duda, el que generó las mayores alabanzas y críticas del momento, el que más encendió las conciencias y sacudió los corazones. Los 2.895 niños que desembarcaron en los puertos de Yalta y de Leningrado entre el 21 de marzo de 1937 y finales del mes de octubre de 1938 despertaron tanto interés entonces como lo despiertan ahora.
 
Recibió en Ceuta al presidente de la República
El padre de Diana, durante 1933 fue delegado del Gobierno, teniendo el honor de recibir al Presidente de la República Alcalá-Zamora. Tras la sublevación, estuvo detenido en la prisión del monte Hacho, el 2 de agosto se celebró el consejo de guerra, fallando cadena perpetua. Pero en la madrugada del 15 de agosto de 1936, fue sacado de la celda y su cuerpo apareció en la carretera que accedía al Hacho, junto a siete personas más, todos presentan impactos de baja. Fue uno de los aviadores más destacados en la década de los años treinta. Forjó su leyenda en la Guerra del Rif, donde ganó seis cruces al mérito militar. También lideró, en 1928, el primer vuelo España-Jerusalén. Entró en la Academia de Infantería de Toledo en 1914. Durante 1924 realiza una intensa actividad en la aviación, asciende a capitán y recibe la séptima Cruz Militar con Distintivo Rojo, para añadir a las seis que había ganado en los años anteriores en Marruecos. Después de los movimientos republicanos de finales de 1930 fue dado de baja, pasando a la situación B. El 18 de abril vuelve a la situación de actividad en Aviación y pasa al Estado Mayor de Fuerzas Aéreas de África en Tetuán. En 1934 estuvo adscrito a la Presidencia para el Servicio de Aviación y desde 1935 estaba destinado en el aeródromo de Sania Ramel, junto al primo de Franco, Ricardo de la Puente Bahamonde, que también sería fusilado en Ceuta en 1936.
 
“Sueño con volver a Ceuta y visitar la tumba de mi padre”
Una de las cosas que Diana Bermúdez-Reyna me reitera en la conversación que mantuve en su casa de Valencia, era su interés por visitar la tumba de su padre en Ceuta. Ella apenas lo conoció, cuando lo fusilaron escasamente tenia cuatro años. “Siempre estoy pensando en ir a Ceuta y llevar unas flores a la tumba de mi padre, pero el tiempo pasa y no se cuando podré realizar este viaje, para mi es muy costoso con la pequeña pensión que me quedó, en Ceuta tengo una parte muy importante de mi vida, siempre sueño con cruzar el Estrecho y pisar aquella tierra que tanto cariño le tengo, donde pasé parte de mi infancia, aunque tan bien fueron unos momentos muy trágicos los que viví , junto a mis hermanas y mi madre”.

Como Diana la gran masa de niños evacuados a la URSS tenían entre dos y catorce años de edad. A su llegada los distribuyeron por Leningrado, Moscú, Kiev y Odessa, estos fueron los principales destinos. El gobierno de la República tenía la necesidad de alejar a los más jóvenes de los bombardeos provocados por la aviación sublevada. A su llegada, fueron recogidos en Casas de Niños, acondicionadas para que estos niños pudieran desarrollar su educación y formación, atendiendo plenamente sus necesidades de alimentación, reposo y estudio…  “Nos daban de comer, nos quitaron la ropa vieja y nos vistieron con uniformes de marineritos. Fue al principio una etapa muy triste al separarme de mi madre, no encontraba consuelo entre el cariño de todos los educadores, hubo mucho llanto por el recuerdo de mi familia”.

La invasión alemana a la URSS en junio de 1941 dio una vuelta de tuerca a la vida de Diana que poco a poco se hacían adolescentes. Delincuencia, hambre y muchas penurias marcaron el siguiente lustro hasta que el país fue tomado por los aliados en 1945... “Hacia mucho frio y en algunos duros inviernos llegamos a menos 30 grados, muchos de mis compañeros de exilio murieron por enfermedades, allí fue una vida muy dura”.

 La historiadora María José Devillard en su libro “Los niños españoles en la URSS (1937-1977)”, nos cuenta que prácticamente todos los estudiosos del exilio de los niños españoles en la URSS, coinciden en resaltar que su acogida por las autoridades y pueblos soviéticos fue extraordinariamente solidaria. Tal acogida era natural debido a la gran simpatía que se había desarrollado hacia la causa del pueblo español, que luchaba con gran heroísmo no sólo contra la reacción interior sino también contra el nazi-fascismo internacional.

Dolores Cabra, presidenta de la Asociación Guerra y Exilio (AGE), comentó recientemente en la prensa que de los más de 30.000 niños españoles evacuados durante la Guerra Civil poco más de 3.000 fueron a parar a la Unión Soviética. Tuvieron que esperar a la muerte de Stalin para poder regresar. Aún así muchos se quedaron en los campos del Gulag, murieron en la guerra o por el hambre, o quedaron desaparecidos. Perder la patria es horrible, tenían que haber regresado en 1939. 
 
Compañeros en el exilio
Diana tenía tres hermanos, Conchita que nació en Madrid en 1926. Estuvo en las escuelas de Moscú, Sarátov, y Tiflis. Maestra de español en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Bakú. Viuda de Vicente Munárriz se repatrió definitivamente en 1970. José Luis nació en Madrid en 1927. Estuvo en escuelas para los niños en Moscú, Sarátov y Tiflis. Se repatrió con su mujer en 1956. Trabajó inicialmente en Gijón y algo más tarde como ingeniero en Barreiros de donde fue expulsado por problemas laborales relacionados con la situación política de la dictadura. Trabajó en Pegaso también como ingeniero y luego muchos años en la empresa de electricidad FEMSA. El matrimonio tuvo ocho hijos de los cuales viven siete, entre ellos Diana, Svetlana y José Luis. José Luis falleció el 20 de octubre de 1975 en Madrid. Flavio, nació en Melilla en 1929. Estuvo en las escuelas de Pirogovskaya, Obninskoye, RU de Krasnogorsk, y más tarde fue obrero en la fábrica Boriets. Se repatrió en 1956 en cuyo momento trabajó en Gijón al igual que su hermano José Luis. Pero tuvo un problema grave en la fábrica donde estaba y se volvió a Rusia en 1957. No volvió nunca a España y se cree que ha fallecido hace algún tiempo en Moscú donde vivía. Sobre la vida de los hermanos de Diana, he extraído los datos de la revista Aeroplano Nº 28, escrito por el historiador Rafael de Madariaga. 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Aniversario de la muerte en combate de Rubén Ruiz Ibárruri




Russia Beyond the Headlines ES 14/9/14 
Un dia como hoy, en 1942, en el marco de la Batalla de Stalingrado, moría el español Rubén Ruiz Ibárruri, único hijo varón de la dirigente comunista Dolores Ibárruri "Pasionaria".

Resultó muerto de un impacto en el pecho mientras dirigía el avance de una compañía de ametralladoras de la 35º división de guardias fusileros, al atardecer, en la zona de los andenes de la Estación Central.

Allí se libraba una de las batallas más encarnizadas de la guerra por el control del centro urbano de la ciudad y la colina de Mamáy (Mamáev Kurgán). Estaba bajo las órdenes del General Aleksandr Rodímtsev en el lugar más peligroso del combate. Por estos y otros hechos le fue concedida la máxima condecoración, la de Héroe de la Unión Soviética a título póstumo.

Está enterrado en Stalingrado en el monumento a los caídos ubicado en Mamáev Kurgán, y tiene un monumento dedicado en su honor en la sección llamada "los héroes caídos". Recibió también las condecoraciones Orden de Lenin y la Orden de la Bandera Roja.

 
 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Caravana Antifascista. Banda Bassotti

 
 
Conciertos de septiembre:
 
Roma el 12,  Moscú el 25,  Rostov el 27,  Novorossija el 28

Moscú 25 septiembre

 

Andreu Nin y la literatura rusa

 
Josep Mengual Català en Negritas y Cursivas
En los estudios sobre la difusión editorial de la literatura rusa en lengua española suelen señalarse como primeras traducciones las de Pushkin que datan de la década de 1840 (aparecidas en publicaciones como Revista Hispanoamericana, El Fénix, Revista Europea, etc., y siempre a partir de versiones previas del francés). Del mismo modo, es común subrayar el auge que vive en España la literatura rusa sobre todo a partir de la década de 1870. En este sentido, desempeñó un papel destacado Emilia Pardo Bazán (1851-1921), quien, además de espléndidas novelas, nos legó algunos textos teóricos o divulgativos muy valiosos, entre los que, para el caso, ocupa un lugar principal La novela y la revolución en Rusia (1887), que a su vez es en buena medida una paráfrasis de Le roman russe (1886), de Eugène-Melchior de Vogüé.
 
También en la misma época Benito Pérez Galdós (1843-1920), cuyas lecturas de los autores rusos dejaron huella en sus novelas, o el gran crítico literario Leopoldo Alas (1852-1901) contribuyeron de modo importante a subrayar la importancia de la narrativa de los autores rusos que hoy consideramos clásicos (Dostoyevski, Gógol, Turgueniev, Tolstoi, Pushkin….).
 
En este contexto, resulta curioso que la primera muestra de literatura realista rusa en la Península, antes incluso del famoso ensayo de Pardo Bazán, sea una traducción de 1884 (también indirecta) al catalán, Memòries d´un nihilista, de Isaak Pavlovski, llevada a cabo por el magnífico novelista Narcís Oller (1846-1930), quien mantuvo además una sólida amistad con el autor. Ya en el siglo XX, la cultura rusa en general vivió en España un creciente interés que se manifestó de modo muy notable a lo largo de los años treinta sobre todo por medio de la publicación de un conjunto muy amplio de literatura soviética, pero también de los principales clásicos decimonónicos.
 
Sin embargo, si Pardo Bazán, Galdós o Clarín, así como el grueso de los lectores españoles de su tiempo, leían a los autores rusos a través de las traducciones al francés, parciales y “occidentalizadas” llevadas a cabo por escritores como Turgueniev (quien abreviaba y adaptaba todo aquello que consideraba que no sería del agrado del lector europeo), mediados los años veinte, sin duda a rebufo de la Revolución de 1917 y de la divulgación de la literatura soviética, se empezó poco a poco a formar en España una pequeña cantera de traductores del ruso (Tatiana Enco de Valero, José Carbó, Piedad de Salas Lifchuz, Vicente San Medina, Braulio Reyno…), que todavía convivieron durante bastantes años con la costumbre muy arraigada de traducir indirectamente (por evidentes dificultades para los editores de contar con buenos traductores, pues ni siquiera se disponía por entonces de diccionarios bilingües), sobre todo a partir del francés y en menor medida del alemán.
 
Daniel Kowalsky puso de manifestó el importante papel que tuvo en el intencionado fomento del interés por la cultura rusa la VOSK (Sociedad para las Relaciones Culturales con el Exterior) creada en 1923 y adscrita al Comisariado del Pueblo para Asuntos Exteriores (Narkomindel) de la URSS, que fue muy activa en España en particular desde 1931 y se esmeró aún más a partir del triunfo del Frente Popular, cuando se empieza a privilegiar a la editorial Cenit como introductora de la literatura soviética. Sin embargo, no eran precisamente los clásicos de la literatura rusa lo que pretendía divulgar la VOSK, al margen de lo que interesara a los editores.
A comienzos de los años treinta –escribe Kowalsky– se había traducido al español muy poca literatura o propaganda soviética. La escasez de ciudadanos soviéticos con capacidad para hacer traducciones al español obligaba a la VOKS a pedir ayuda a sus correspondientes. Pero al mismo tiempo que necesitaba que los españoles filosoviéticos la ayudaran a traducir y difundir su propaganda, la agencia no estaba dispuesta a soltar el control que ejercía sobre sus servicios de información. A comienzos de 1931, la VOKS intentó supervisar las labores de traducción encargadas por el director de la Editorial Iberomaericana. […] La VOKS evitó eficazmente el envío de cualquier manifestación de la literatura no revolucionaria anterior a 1917 a sus correspondientes y traductores españoles. […] Al mismo tiempo que rechazaba la solicitud de ejemplares de las obras de Chéjov o Tolstoi que pudieran hacerle sus correspondientes, la agencia bombardeaba con la propaganda de la época a los niños españoles.
Del auge del interés por los grandes clásicos de la literatura rusa en general (no específicamente la soviética), ceñidos al ámbito de la edición en Cataluña valga como ejemplo el del editor Josep Janés, quien en sus ediciones Quaderns Literaris (1934-1938) se sirvió de las traducciones al catalán de Pushkin que R. J. Slaby había publicado en la Biblioteca Literaria de la Editorial Catalana (La filla del capità, La dama de pique, Dbrovski el bandoler), junto a las de varios otros destacados traductores cuya calidad como prosistas  estaba fuera de duda: Sebastià Juan Arbó (el Borís Gudónov, de Pushkin), Carles Riba (L´Inspector, de Gógol), Àngel Estivill (El primer amor, de Turgueniev), P. Montserrat Falsaveu (Les nits blanques de Dostoyevski), Josep Miracle (El somni de Makar, de Korolenko) e incluso el mismo Janés firmó la de El sagrament de l´amor (L¨amor de Mitia), de Iván Bunin. Y, destacando sobre todos ellos, Andreu Nin, de quien publicó la traducción de Prou compassió! de Zoichenko.

 
Sin duda entre todos los traductores del ruso al catalán, los casos más atractivos son los del longevo Francesc Payarols (1896-1998), que se inició en la editorial Proa y participó en 1935 en la creación de la efímera editorial Atena, y Andreu Nin (1892-1937), este último, y aunque la importancia de su labor es indiscutible, quizá por razones extraliterarias. Salvando las distancias, el caso de Andreu Nin tiene concomitancias con el de Federico García Lorca, a quien el modo y las circunstancias en que murió contribuyeron a mitificar. Si como traductor al español vertió algunos de los textos más divulgados de pensadores como Marx, Lenin, Trotski o Rosa Luxemburgo, además de algunos textos científicos, se trató sobre todo de trabajos alimenticios: El mayor reconocimiento lo tuvo en cambio como introductor de la gran literatura rusa en la cultura catalana, probablemente porque su prosa en catalán era más segura y dúctil. Según ha escrito Natàlia Kharitònova:
Los contemporáneos del traductor valoraron enormemente su labor. Las traducciones literarias de Nin se esperaban con impaciencia y, en cuanto se publicaban, tenían muy buena acogida por parte de los críticos del momento. No sólo se destacaba el hecho de que las traducciones de Nin eran directas e íntegras, sino que además solía considerarse que esos textos cumplían la misión de enriquecer la cultura catalana mediante la incorporación a ella de algunas de las obras más importantes de la literatura moderna.
La afición de Nin por la escritura tiene una primera manifestación muy temprana, pues en el número del 23 de mayo de 1905 (cuando tenía trece años) aparece en La Comarca del Vendrell su primer artículo periodístico, al que siguen otros en El Baix Penedès (entre ellos un alegato contra la tauromaquia) y poco después aparece ya como redactor de El Poble Català. La Justicia Social, La Patria, Los Miserables o Quaderns d´Estudi son algunas de las cabeceras que albergarán textos suyos antes de convertirse en 1917 en redactor de La Publicidad, sin por ello abandonar su incipiente carrera como maestro ni su creciente actividad política.

Durante su estancia en la URSS (1921-1930), colabora en Correspondance Internationale y La Batalla, al tiempo que traduce, entre otras obras, Mis peripecias en España (Madrid, Editorial España, 1929), de Trotski, quien escribió un prólogo específico para esta edición, así como el grueso de traducciones que hizo para las Ediciones Europa-América que el epistolario entre Maurín y Nin permitió a Pelai Pagès identificar como obra del traductor catalán. A este mismo corresponsal (Maurín) le escribe Nin el 29 de marzo de 1929: “Las editoriales me bombardean con proposiciones hasta tal punto que me veo obligado a rechazar buena parte de ellas”, y asegura dedicar un mínimo de doce horas diarias. Para entonces, Nin había empezado también a publicar obra propia escrita en ruso (Faschims y Profsoynzi es de 1923), inglés (Struggle of the Trade Unions againts fascism se publica en Chicago ese mismo año 1923) y catalán (Les dictadures dels nostres dies, Llibreria Catalònia, 1930). Así como el proyecto nunca llevado a cabo de escribir un libro sobre Salvador Seguí, el Noi del Sucre (1887-1923).
 
Al igual que Payarols, de quien llegó a ser buen amigo, Nin forja su reputación como traductor literario en la editorial Proa, que dirigía Joan Puig i Ferrater (1882-1956) y que sobre todo mediante su colección A Tot Vent tuvo un papel muy destacado en la introducción de literatura rusa (en versiones íntegras y directas). En el seno de Proa, además, Nin se puso al frente de la colección El Camí, que respondía bien a sus intereses ideológicos, pues su objetivo era proporcionar documentación sólida acerca de temas económicos, políticos y sociales, mediante las obras fundamentales y las de actualidad. Pero ya antes de su regreso había aparecido en esa misma editorial su celebérrima y elogiadísima versión de Prestuplenie i nakaznie (Crim i càstig), que fue la primera versión íntegra de una obra de Dostoyevski que se publicaba en Occidente. Al profundo conocimiento de la lengua y la literatura rusa añadía Nin una preocupación por su prosa, trabajada a lo largo de los años que, dentro de las limitaciones de las traducciones de la época, le convertían en un traductor realmente excepcional.
 
En su faceta como crítico literario, siempre se ha señalado la influencia de la obra de Trotski Literatura y revolución,  que es evidente tanto en el ensayo “Grandesa i decadencia de la novel·la soviética” (Revista de Catalunya, núm. 78,  mayo de 1934), donde se muestra como el mayor conocedor de la literatura rusa de su tiempo, como en su estudio introductorio a L´Insurgent, de Jules Vallès, que el mismo tradujo para Proa (1935).
 
En cualquier caso, parece incontestable que en el siglo XX nadie como Andreu Nin hizo tanto por la introducción y el conocimiento de la literatura rusa, ni en la cultura catalana ni en la española.
 

Nota final: En el momento de escribir este texto, no me consta que haya culminado la investigación de Judit Figuerola i Peiró registrada como tesis doctoral con el título Andreu, Nin, intel·lectual traductor d´acció, dirigida por Montserrat Bacardí en la Universitat Autónoma de Barcelona, de la que se puede consultar en la Biblioteca d´Humanitats de esa universidad el trabajo previo “Andreu Nin, traductor“.
 
APÉNDICE: TRADUCCIONES DEL RUSO DE ANDREU NIN
 
En español:
 

Rosa Luxemburgo, La Huelga en masa, el partido socialista y los sindicatos. La experiencia de la revolución rusa de 1905, Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1920.
 
Riazanov, ed., Karl Marx como hombre, pensador y revolucionario, Buenos Aires-París, Ediciones Europa-América, s.a.*
 
Pokrovski, Historia de la cultura rusa, Madrid, Editorial España, 1929.
 
Leon Trotski, Mis peripecias en España (con prólogo del autor, nota introductoria de Julio Álvarez del Vayo e ilustraciones de K. Rotova), Madrid, Editorial España, 1929.
 
Karl Marx, La revolución española (1808-1814, 1820-1823 y 1840-1843) (con notas de Jenaro Artiles), Madrid, Cénit, 1929.
 
Lenin, Páginas escogidas, París, Ediciones Europa-América, 1929.*
 
Lenin, El Estado y la revolución, París, Ediciones Europa-América, 1929.*
 
 
Plejánov, Anarquismo y socialismo, París, Ediciones Europa-América, 1929.*
Yaroslavski, Historia del Partido Bolchevique, París, Ediciones Europa-América, 1930.*
 
Krupskaia, Lenin (Recuerdos), París, Ediciones Europa-América, 1930.*
 

Lenin, El imperialismo como etapa superior del capitalismo, París, Ediciones Europa-América, 1930.*
 
Pokrovski, La revolución rusa (con nota introductoria de Andreu Nin), Madrid, Editorial España, 1931.
 
Trotski, La revolución permanente, Madrid, Cénit, 1931.
 
Trotski, Historia de la revolución rusa (La revolución de febrero), Madrid, Cénit, 1931.
 
Trotski, Historia de la revolución rusa (La revolución de octubre), Madrid, Cénit, 1932.
 
Lenin, Cartas íntimas, Madrid, Cénit, 1931.
 
Alexander Lozovski, Programa de acción de la Internacional Sindical Roja (prólogo de Andreu Nin), Barcelona, 1932.
 
Hellman, La vida sexual de la juventud contemporánea, Madrid, Aguilar, 1932.
 
Polonski, La literatura rusa de la época revolucionaria (con nota introductoria de Andreu Nin), Madrid, Editorial España, 1932.
 
Lazurski, Clasificación de las individualidades, Madrid, Aguilar, 1933.
 
Polonski, Bakunin, Barcelona, Atena, 1935.
 
Kornilov, Los problemas de la psicología moderna, Madrid, Aguilar, 1935.
 
* No aparece como traductor por cuestiones políticas, pero Pelai Pagès lo identifica como tal gracias a la correspondencia que en esos años Andreu Nin mantuvo con Joaquín Maurín.
 
En catalán:
Fiodor Dostoyevski, Crim i càstig, Badalona, Proa (A Tot Vent 20 y 20ª), 1929.
 
Boris Pilniak, El Volga desemboca al mar Caspi, Badalona, Proa (A Tot Vent), 1931.
 
Fiodor Dostoyevski, Stepàntxikovo i els seus habitants, Badalona, Proa (A Tot Vent 55), 1933.
 
Tolstói, Anna Karènina, Badalona, Proa (A Tot Vent 64 a, 64 b, 64 c y 64 d), 1933.
 

Trotski, Què ha passat, Badalona, Proa, 1935.
 
Nikolai Bogdánov, La primera noia: historia romántica, Badalona, Proa (A Tot Vent 74), 1935.
 
Chejov, Una cacera dramática, Badalona, Proa (A Tot Vent 77), 1936.
 
Mijail Zoichenko, Prou compassió!, Barcelona, Quaderns Literaris, 1936.
 
Tolstói, Infància, adolescencia i juvenutt, Barcelona, Proa, 1974.
 
Fuentes:
 
Sergi Doria, “Cuando Nin era traductor”, Abc, 28 de octubre de 2008.
 
Xènia Dyakonova, “La relació entre la literatura russa i la catalana”, Visat, núm 7 (2009).
 
Pilar Esterlich i Arce, “Francesc Payarols, traductor”, Quaderns. Revista de Traducció, 1 (1998), pp. 135-151.
 
Natàlia Kharitónova, “Andreu Nin, traductor del rus. Algunes qüestions”, Els Marges, núm 74 (otoño de 2004), pp. 5-70.
 
 
Daniel Kowalsky, “La política cultural soviética y la República española”, tercera parte de La Union Soviética y la Guerra Civil española. Una revisión crítica (traducción de Teófilo de Lozoya y Juan Rabasseda-Gascón), Barcelona, Crítica (Constrastes), 2004, pp. 133-190.
 
Yvan Lissorgues, “La novela rusa en España (1886-1910)“, en Enrique Rubio Cremades, Marisa Sotelo Vázquez, Virginia Trueba Mira y Blanca Ripoll Sintes, La literatura española del siglo XIX y las literaturas europeas, Quinto coloquio de la Sociedad de Literatura Española del Siglo XIX, 2011, pp. 287-310.
 
Irina Mychko-Megrin, Aproximación pragmática a la traducción de la ironia. Problemas traductológicos en la traslación al castellano de los relatos de M. Zóschenko y M. Bulgákov, tesis doctoral dirigida por Assumpta Camps Olivé e Iván García Sala, Universidad de Barcelona, 2011.
 

Pelai Pagès, Andreu Nin. Una vida al servei de la clase obrera, Barcelona, Laertes, 2008.
George O. Schanzer, “Las primeras traducciones de literatura rusa en España y en América”, en Actas del Tercer Congreso Internacional de Hispanistas, El Colegio de México, 1970, pp. 815-822.