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domingo, 19 de abril de 2015

Una biografía sobre Stepan Bandera revela las relaciones entre el "Führer" de los nazis ucranianos y el franquismo

Fascism, Genocide, and Cult
ODC 16/4/15
Bandera también mantuvo contactos con el régimen post-fascista de Franco en España. Vasyr Bushko, escolta y amigo cercano de Bandera, señaló que, de todos los países del mundo, fue con la España de Franco con la que la OUN-Z mantenía la mejor relación, donde Stets'ko aún seguía siendo atendido como el primer ministro de Ucrania. En 1950 el obispo Buchko viajó a España y se reunió con Franco en nombre de Bandera. Buchko convenció a Franco para que admitiera a los partidarios de la UPA y a los veteranos de las Waffen-SS Galizien en sus academias militares.
 
Después de ese año, el Providnyk ("guía" o "führer" de los Nacionalistas ucranianos, es decir, Stepan Bandera) y Stets'ko visitaron juntos Madrid para discutir esta y otras cuestiones relacionadas, en persona con el Caudillo. Un resultado de esta cooperación fue la institución de la radiodifusión nacionalista ucraniana en Madrid, tres veces por semana. En 1956, Franco invitó a Bandera para que se estableciese en España, donde, después de la Segunda Guerra Mundial, varios otros líderes de extrema derecha encontraron refugio. Bandera consideró esta generosa propuesta durante su visita a España de nuevo y examinó más de cerca a este país. Al final, sin embargo, no aceptó la oferta, probablemente debido a que su organización estaba profundamente arraigada en Múnich.

martes, 15 de julio de 2014

El Ejército premia "obras de arte" que homenajean a la División Azul y a soldados de Franco de la Guerra Civil

El adefesio titulado: 'Soldado nacional 1936', galardonada en los
 premios del Ejército. Blog de Luis Sanz


El BOE publica este lunes los ganadores de los Premios Ejército 2014, que buscan "el conocimiento y divulgación de la vida militar"

 
Público.es - Patricia Campelo - Madrid 14/07/2014
La semana en que se cumplen 78 años del golpe de Estado militar que provocó la Guerra Civil -con miles de muertos, desaparecidos y exiliados- el ministerio de Defensa, del que es titular Pedro Morenés, distingue en el marco de los Premios Ejército 2014 dos obras que evocan a los responsables de los episodios más crueles del pasado reciente de España. 
 
La resolución con el fallo del jurado que ha valorado las obras presentadas se ha publicado este lunes en el Boletín Oficial del Estado. Soldado nacional 1936 es el título del trabajo presentado en la categoría 'miniaturas' y uno de los seleccionados en estos galardones que concede la jefatura del Estado Mayor del Ejército. La minúscula escultura representa a un soldado vestido con el uniforme típico de los militares sublevados el 18 de julio de 1936, sosteniendo un arma y ubicado en lo que emula las ruinas de un edificio.  
 
La otra obra, que ha concurrido en la sección 'miscelánea', lleva por nombre El regreso a casa; División Azul, 1943, en referencia a la unidad de españoles voluntarios que combatieron al lado de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.  
 
Asimismo, en la modalidad 'Enseñanza escolar', el Ejército concede el segundo premio, dotado con 4.000 euros, al trabajo presentado por un instituto navarro de secundaria sobre el 250 aniversario del regimiento América 66. Esta una unidad militar cometió numerosos crímenes bajo las órdenes del general golpista Mola durante la contienda, como la violación y asesinato de 14 enfermeras en Valdediós (Asturias) junto a una menor de 15 años y a cuatro trabajadores del centro. Los cuerpos de estas víctimas fueron recuperados de la fosa común donde fueron arrojados en 2003, y el episodio ha sido documentado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Asturias.
 
El pasado mayo, el Ayuntamiento de Pamplona cedió una sala municipal para celebrar una exposición de homenaje a este regimiento, provocando el rechazo de familiares de víctimas y de asociaciones de memoria histórica que emprendieron una campaña de firmas, así como de todos los grupos políticos del Consistorio con excepción de UPN y del PP. 
 
Los Premios Ejército 2014 se convocaron el pasado enero, y buscan "propiciar la creación artística referida a las múltiples actividades del Ejército de Tierra Español en el marco de las Fuerzas Armadas" así como "así como el conocimiento y divulgación de la vida militar",  tal y como establece el texto de la convocatoria. 
 
Pintura, fotografía, miniaturas militares, enseñanza escolar e investigación en humanidades y ciencias sociales son las diferentes categorías en las que concurren los trabajos presentados a estos premios que han celebrado, este año, su edición número 52. El jurado ha estado compuesto por militares de alto rango, profesionales del mundo de las Bellas Artes y de la docencia, un periodista de La Razón y una fotógrafa de la publicación Revista Española de Defensa.

 

lunes, 16 de junio de 2014

El regreso de las exiliadas a España (sexta mesa redonda)


El regreso de las exiliadas a España (sexta mesa redonda)

Dirección: Abdón Mateos López
Coordinación: Giulia Quaggio
UNED. Facultad Geografía e Historia
Senda del Rey, 7, Madrid, Planta -1, SALA B

18 de junio de 2014 a las 12 horas

La mesa redonda plantea una reflexión plural sobre el retorno de las exiliadas de la diáspora de 1939 a la España franquista. Se debatirá sobre exiliadas de dos paises de acogida, México y la URSS, cuyas características marcaron el tipo de retorno a la patria de estas mujeres: en primer lugar las exiliadas que formaron parte de la minoria de la República, que realizaron una actividad intelectual en la guerra y la continuaron con altibajos en el exilio y a su regreso a España. Veremos el caso de la escritora Cecilia Guilarte (1915-1989), que fue reportera de la CNT durante la guerra civil. Estuvo exiliada en México hasta 1964 y trabajó luego como escritora y periodista al regresar a su Tolosa natal. En segundo lugar, el exilio de as niñas de la URSS, que en el retorno se encontraron prácticamente sin apoyos familiares ni sociales y con el rechazo de la España franquista.

 Los retornos del exilio a la España democrática
 En 1977, el año en que se celebraron las primeras elecciones democráticas, el retorno de los exiliados republicanos de 1939 se convirtió en uno de los temas políticos más en boga del momento, considerado en la perspectiva de un objetivo compartido por una amplia mayoría y que no era sino el de ensalzar el proceso de transición política y legitimar la reconstrucción de un espacio público democrático. A pesar de este paradójico interés público que la propia época demostraba, el retorno y la reintegración social y cultural de las personas que se vieron obligadas a huir del país durante la dictadura siguen siendo cuestiones poco analizadas.

Este proyecto de la Cátedra del Exilio, promovido por el CIHDE de la UNED, se propone de estudiar el impacto que tuvo el exilio, en la hora del retorno de sus más destacados miembros, en la vida política y cultural de España durante el proceso de transición a la democracia o, en otras palabras, lo que aquí se persigue es evaluar las formas de participación de la llamada cultura política del exilio en la construcción de la democracia postfranquista. A diferencia de lo defendido por algunos autores el espíritu de cambio político y democratización que el exilio trajo consigo en los años setenta no puede valorarse sin más como un fenómeno secundario. Aunque ciertamente de manera indirecta, algunos desterrados, con su pensamiento político, sus reflexiones o sus obras de arte influyeron de forma decisiva en un contexto social, como era el de la Transición, dominado esencialmente por la joven generación crecida y educada dentro de España, es decir, en el marco del régimen franquista.
 
El propio camino de regreso, la propia vuelta a la patria natal de cada exiliado originó experiencias e interpretaciones que difieren entre ellas considerablemente: teniendo en cuenta todos los matices de cada caso particular, nuestro proyecto desea a través de unas mesas redondas bimestrales y unos documentales del CEMAV (realizador Guillermo Luna), y la colaboración del CEME-UNED, reflexionar de manera novedosa y original sobre los diferentes aspectos y consecuencias políticas, sociales y culturales del regreso de los exiliados en la España postfranquista. En cada mesa redonda para que el tema sea más atractivo para el público está prevista la presencia de unos testigos directos del regreso de los exiliados.
 

lunes, 21 de abril de 2014

El Gobierno vuelve a refugiarse en la "tradición" para justificar honores a un miembro de la nazi División Azul


Ignorando a la Ley de Memoria Histórica, el Ministerio de Defensa ha justificado el saludo institucional y entrega de un presente conmemorativo a un veterano militar franquista, un teniente que participó en la División Azul, alegando que respondía a una tradición en el Ejército de Tierra con motivo de las fiestas navideñas. 

Diario Progresista 21/4714
El pasado 17 de diciembre, el jefe de las Fuerzas Pesadas, general Miguel Alcañiz, y el presidente de la Hermandad de Veteranos de Burgos, general Félix González Bueno, acudieron al domicilio del teniente de Infantería Germán Pérez Casado para entregarle un presente conmemorativo por ser el ´soldado´ más veterano de la provincia.

Según consta en la página web del Ministerio de Defensa, el teniente, de 99 años, desarrolló toda su carrera militar durante la dictadura franquista y en la Segunda Guerra Mundial fue componente de la División Azul.

"¿Ser miembro de una división nazi merece reconocimiento?"
Una vez se conoció esta información, el diputado de Amaiur Jon Iñarritu registró una pregunta escrita al Gobierno en el Congreso en la que quería saber "cuál es la razón por la que Defensa homenajea a un militar franquista que, para más ´inri´, fue un voluntario nazi", y si el Ejecutivo considera que "tanto el homenaje en sí como el recordar que esta persona fue miembro de una división nazi es un hecho que merezca algún tipo de reconocimiento".

La formación abertzale también preguntaba si la visita del 17 de diciembre "cumple el cometido fijado por la UE" de "preservar la importancia de los crímenes cometidos por los regímenes totalitarios", y qué medidas tiene previsto tomar el Gobierno para aplicar la Ley de Memoria Histórica en el sentido de "evitar homenajes a regímenes totalitarios o a sus partícipes".

La respuesta que da el Ejecutivo de Mariano Rajoy a todas estas preguntas es que "es tradición del Ejército de Tierra que en algunas localidades de España en las que hay unidades establecidas el militar de mayor empleo", en este caso el jefe de las Fuerzas Pesadas, "visite al militar retirado de mayor edad", que en la provincia de Burgos es el teniente Pérez Casado, "para felicitarle con motivo de la celebración de la Pascua Militar".

viernes, 28 de marzo de 2014

El Gobierno agasajó en Navidad a un teniente franquista de la División Azul por "tradición"

De izquierda a derecha, el general Alcañiz, el teniente de Infantería Pérez Casado
y el general González Bueno, el pasado diciembre.E.T.
Defensa entregó en diciembre a Pérez Casado un "presente" con motivo de la Pascua Militar, a pesar de que el anciano fue voluntario de la División Azul nazi
 
Iñigo Aduriz - Público - Madrid 26/03/2014
El Gobierno ha justificado esta semana que las pasadas Navidades altos mandos del Ejército homenajearan a un militar que centró toda su labor profesional al servicio de la dictadura franquista. El teniente de Infantería Germán Pérez Casado, que tenía entonces 99 años, recibió el pasado 17 de diciembre en su domicilio la visita del jefe de Fuerzas Pesadas, el general Alcañiz, y del presidente de la Hermandad de Veteranos en Burgos, el general González Bueno, "con motivo de las fiestas navideñas", tal y como recogió entonces la web del Ministerio de Defensa. Dicha página explicaba que Pérez Casado es el militar "más veterano de Burgos".
 
 
Y precisamente esa es la razón que da ahora el Ejecutivo para justificar esa entrega de "un presente" al veterano teniente de Infantería que desempeñó toda su carrera sirviendo al dictador Francisco Franco. En una respuesta parlamentaria a Amaiur a la que Público ha tenido acceso (ver PDF), Defensa argumenta que "es tradición del Ejército de Tierra que, en algunas localidades de España en las que hay unidades establecidas, el militar de mayor empleo visite al militar retirado de mayor edad para felicitarle con motivo de la celebración de la Pascua Militar", que se conmemora cada 6 de enero.
 
En diciembre, Defensa realizaba en su web un breve resumen de la trayectoria profesional de Pérez Casado. Explicaba que nació en octubre de 1914, y que "estuvo destinado en Seo de Urgel, Cartagena, Cádiz, Bilbao y Burgos", antes de recorrer "prácticamente toda la geografía durante su época de militar en activo". Pero además, el propio Ejército reconocía que en la década de los años 40 el militar "fue componente de la División Azul", unidad de voluntarios nazis de la Segunda Guerra Mundial.
 
"Una clara apología del franquismo"
Ayer, el diputado de Amaiur Jon Iñarritu que presentó las mencionadas preguntas al Gobierno consideraba en declaraciones a este diario que el Ejecutivo "no sólo incumple la Ley de Memoria Histórica, sino que además hace una clara apología del franquismo y del nazismo y un acto de desprecio a las víctimas de los regímenes totalitarios como fueron el franquismo y el nazismo".
 
Iñarritu recordaba que "la Unión Europea ha llamado la atención al Gobiern , en más de una ocasión, sobre la apología de regímenes totalitarios", si bien el equipo que preside Mariano Rajoy "se mantiene en sus trece", tratando de "normalizar homenajes a la División Azul o a militares franquistas". A su juicio, hechos como el homenaje a Pérez Casado "son clarificadores para entender lo que es la esencia misma del PP, que, además, en otras situaciones exige todo tipo de condenas y rechazos, mientras ellos son incapaces de actuar con el mínimo sentido común en el rechazo del franquismo, nazismo y las personas que tomaron parte en él".



viernes, 23 de agosto de 2013

La astracanada del oro de Moscú

Al fondo el Banco de España el 14 de abril de 1931

Franco y Martín Artajo diseñaron una estrategia secreta y absurda para recuperar los depósitos vendidos por la República. España sacrificó su prestigio diplomático para escarnecer a Negrín y a los exiliados.

A la memoria del profesor Enrique Fuentes Quintana y del embajador Carlos Fernández Espeso

El “oro de Moscú” fue uno de los grandes mitos del franquismo. Menos sabido es que también fue el secreto de Estado por antonomasia de la dictadura. La humillante cláusula de activación de las bases norteamericanas se conoció al fin y al cabo en ciertos círculos de la Administración, tanto en la civil como en la militar, interesados en paliar en lo posible sus efectos. La estrategia diseñada por Franco para “recuperar” el oro solo se comunicó, sin embargo, a los más leales de entre los leales. Una “pequeña” diferencia.

La movilización del oro del Banco de España durante la Guerra Civil ha desvelado casi todos sus misterios. Quedan detalles operativos. No será posible avanzar en este campo, por cierto muy interesante, sin utilizar documentación rusa.

No se ha analizado, sin embargo, la “estrategia” con la que Franco trató de “recuperar” el oro. Esto es algo para lo que la documentación de procedencia soviética no es necesaria. Su diseño y puesta en práctica permiten alumbrar dimensiones esenciales del funcionamiento interno de la dictadura. No como se mostraba en los manuales de Derecho Político, sino como fue en realidad.

Tal estrategia la diseñaron Franco y su ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo tras recibir, a finales de 1956, la documentación sobre las ventas de oro en Moscú que Juan Negrín había conservado en el exilio. Al público se le informó únicamente de que el Gobierno, merced a diversas gestiones, había conseguido obtener uno de los originales del acta de depósito efectuado en la capital soviética por las autoridades republicanas.

Es obvio que los rusos no devolvieron el oro. Ningún historiador se ha atrevido, sin embargo, a analizar las razones. Quien esto escribe es de la opinión que los errores de bulto o, más exactamente, de principiante en que incurrió el inmarcesible Caudillo fueron tales que el fracaso estaba determinado de antemano.

La supersecreta estrategia implicó incluso mentir a los leales no autorizados a conocer la documentación recibida y lanzar a la palestra (vía una prensa sometida a una censura de hierro) la especie de que el Gobierno estaba en condiciones de reclamar el oro. Los medios internacionales sin excepción se hicieron eco de ella (con muchas cábalas excepto Pravda, que impugnó duramente las pretensiones franquistas y mostró la habilidad soviética para nadar y guardar la ropa).

Sería, con todo, un error atribuir toda la responsabilidad al extinto dictador. Numerosos servidores del régimen, que hubieran debido saber mejor, se callaron o se plegaron a la voluntad omnímoda del jefe del Estado. Entre ellos figuran personajes de toda prosapia en la dictadura: además de Martín Artajo, estuvo por ejemplo el soldado de la Cruzada y denodado batallador que fue el ministro de Hacienda Mariano Navarro Rubio. O el entonces vicepresidente del Gobierno almirante Luis Carrero Blanco. Secundados por figuras de segunda fila, pero miembros prominentes de la élite de la élite de los servidores del régimen: embajadores (José Rojas Moreno, José María de Areilza), abogados y letrados del Consejo de Estado, catedráticos de Derecho Internacional, todos más o menos enzarzados en una lucha entre bastidores de la que nadie ha dicho hasta ahora ni pío.

Puesto a engañar, el Gobierno también engañó al propio Consejo de Estado, remanso de luminarias militares y político-administrativas; sustrajo toda la información relevante al Banco de España, sin que el ilustre gobernador, conde de Benjumea, chistara lo más mínimo, y lanzó a sus funcionarios a una escaramuza diplomática sin darles información. Todo muy fino y eficiente.

El sucesor de Martín Artajo, Fernando María Castiella, mantuvo la dignidad ante los esfuerzos “recuperacionistas” y las instrucciones absurdas del Consejo de Ministros. Pero Gregorio López Bravo, que lo reemplazó, no estuvo a su altura. Sus “titánicos” gestos (sobre todo de cara a la galería) contrastan con su lacrimosa argumentación ante su colega soviético Andréi Gromiko en los años del franquismo tardío.
Este es el trasfondo.

¿Cuál era el objetivo del genio gallego? Amenazar a la URSS con acudir al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya basándose en los “derechos” que daba la posesión del acta de depósito. Ahora bien, según pone de relieve una amplia documentación, incluidas las discusiones habidas en el Consejo de Estado, a ningún jurista de entre los leales de <TH> los leales se le ocurrió ponerla en duda. Si albergaron alguna, se la guardaron para sí.

No seremos tan pedestres para afirmar que las dudas podían provenir del hecho de que algunos, aunque pocos, sabían que los republicanos habían vendido el oro. Un eminente director general de lo Contencioso argumentó que no tenía la menor importancia: era preciso imponer la primacía del derecho emanado del “régimen del 18 de Julio” sobre el derecho internacional. No dijo cómo. De haberse conocido esta tesis en La Haya, Washington, París, Londres o Moscú las carcajadas hubieran sido homéricas. No se rieron, sin embargo, los señores ministros quienes le dieron la razón frente a la opinión unánime de los consejeros de Estado, quizá porque dicho director general había argüido algo que ningún historiador, tontos como somos, ha oteado hasta el momento: el “expolio” del oro justificaba por sí la Guerra Civil.

Ahora bien, ¿reparó alguien en otra razón menos narcisista?: la España de Franco, miembro de Naciones Unidas desde 1955, había renunciado ante la Sociedad de Naciones, en el sublime éxtasis de la Victoria el 1º de abril de 1939, al derecho a acudir a La Haya. Como, por cierto, también la Unión Soviética había excluido la posibilidad de demandar ante el Tribunal o ser demandada ante él.

Ya que no podemos creer que los internacionalistas del régimen fuesen ignaros nos sorprende que a nadie se le ocurriera poner en conocimiento de Franco y de sus ambiciosos fajadores tales circunstancias, perfectamente conocidas de los profesionales.

La patata caliente la pasó Carrero a Castiella, catedrático de Derecho Internacional, para que procediese en consecuencia. Dice mucho a favor de este que hiciera caso omiso de tales instrucciones. Tampoco le ocurrió nada.

Franco perseguía otros objetivos: I) le interesaba ante todo ennegrecer la figura de Negrín y, por ende, de los vencidos en la Guerra Civil; II) sembrar la disensión entre las filas del exilio (con la inestimable aportación de Indalecio Prieto, siempre propenso a hincar el cuchillo en su fallecido antagonista y cuyos artículos en El Socialista el propio Castiella llevaba solícito a Franco); III) potenciar la idea de que los republicanos, malísima ralea, habían robado el tesoro de la nación. Por ello España, bajo la ilustrada guía de su conductor, no había podido avanzar más rápidamente por el sendero del crecimiento económico. La culpa la tenían los “malos españoles”. No él ni su régimen.

En conversaciones privadas con su primo, Franco terminó distanciándose en cierta media de la ilusión de la “recuperación”. Sin embargo, en cuanto López Bravo quiso aplicar una modesta Ostpolitik a la española se le obligó a plegar velas. ¿Y qué se hizo con la “reclamación”?

La “estrategia” de Franco murió de muerte natural con él. No sin que en el entretanto atravesara por algún que otro episodio propio de una astracanada de las de Carlos Arniches. Cabe albergar la razonable sospecha de que “alguien” debió reírse mucho en las orillas del Moscova.

Ahora bien, dado que la política exterior franquista siempre tuvo más de schein (imagen) que de wirklichkeit (sustancia) no es de descartar que también el propio Franco se riese a su manera. ¿Y los intereses inmanentes de España, incluidas las migajas de prestigio diplomático? A él, plim.

Ángel Viñas es catedrático emérito de la UCM. En septiembre publicará Las armas y el oro (Pasado & Presente).