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sábado, 10 de octubre de 2015

En Uzbekistán falleció el ultimo defensor de la "Casa de Pávlov"


Internacionalsitas 36 - 7/10/15
En Uzbekistán falleció el ultimo defensor de la legendaria "Casa de Pávlov" defendida durante la Batalla de Stalingrado, donde cayó Rubén Ruiz Ibárruri. Su nombre era Kamoljžon Turgunov y tenia 93 años. 

¡Que la tierra te sea leve, no serás olvidado héroe!

domingo, 27 de octubre de 2013

Los ‘niños de la guerra’ de Rusia, a punto de cerrar su sede por la subida del alquiler


Dolores Cabra con los "niños de la guerra" en el Centro Español en Moscú el año pasado. Foto AGE

  • El Ayuntamiento de Moscú les ha duplicado la cuota con carácter retroactivo
  • Desde 2011 no perciben ninguna subvención del Gobierno español

EL País - Pilar Bonet - Moscú 24 OCT 2013
Los niños de la guerra españoles residentes en Rusia pueden verse obligados por falta de fondos a clausurar su centro de Moscú, el lugar de reunión que cohesiona como comunidad a varias generaciones de ciudadanos españoles, vertebradas en torno a los octogenarios a los que la Guerra Civil de 1936-1939 condenó al exilio en la Unión Soviética.

A causa de la crisis, los niños se vieron privados a partir de 2011 de las subvenciones que les otorgaba el Gobierno español para el mantenimiento del Centro de Estudio de la Cultura Española. Este se ve amenazado ahora por el afán de lucro de la alcaldía de Moscú, propietaria del local, que este mes de octubre ha enviado una carta a los responsables de la institución duplicándoles el alquiler con efectos retroactivos desde principios de este año.

A mediados de octubre, el centro recibió una carta con matasellos del 10 de este mes. En la misiva se anunciaba que, con efectos retroactivos desde el pasado enero, el centro debe pagar la cantidad de 104.833,17 rublos al mes (algo más de 2.400 euros) o 1.257.998,05 rublos al año (casi 29.000 euros). Para justificar semejante aumento se enviaba un “acuerdo suplementario” con fecha del 23 de agosto. Desde junio de 2011, el centro paga 53.914,20 rublos al mes (unos 1.236 euros) por el alquiler o 646.970,40 rublos al año (casi 15.000 euros). El ayuntamiento de Moscú advertía que el alquiler debe ser pagado en los primeros cinco días del mes en curso, lo que supone que el centro debería pagar la diferencia acumulada entre el anterior alquiler y el nuevo, como mínimo, antes del cinco de noviembre si no quiere ser penalizado.
Desde que el Gobierno de España suprimió las ayudas que le entregaba, el centro se las ha arreglado para subsistir y mantener actividades culturales y sociales gracias a las donaciones de benefactores y las cuotas de los socios, explica Enrique Ventimilla Alonso, el secretario de la institución. Estos recursos, sin embargo, no bastan para afrontar las exigencias del ayuntamiento. “Ahora sí que si no nos ayudan, esto será la puntilla”, señala Ventimilla Alonso.
 
De los tres mil niños de la guerra que salieron de España con rumbo a la URSS durante y después de la Guerra Civil, quedan hoy en Rusia 105 personas (61 viviendo en Moscú, 16 en la región de Moscú y 28 en otras ciudades), 20 menos que a principios de enero de 2012. Todos ellos se consideran veteranos de la Segunda Guerra Mundial, contienda que les obligó a huir de las bombas alemanas por la geografía de la Unión Soviética, desde Crimea y el Cáucaso hasta Uzbekistán.

El centro es un lugar que “refuerza la amistad entre los pueblos rusos y españoles” y colabora con las escuelas de Moscú en la difusión de la lengua española y con diversas instituciones y museos, señalan los niños en su carta al alcalde. Miembros de la directiva del centro se reunieron el jueves con el cónsul general de España, Miguel Bauzá Moré. Según Enrique Ventimilla, el cónsul debe reunirse el viernes con el embajador José Ignacio Carvajal para apoyarles ante el ayuntamiento y poner al corriente a la Administración española y al ministerio de Asuntos Sociales y Trabajo.

Desde Madrid, Dolores Cabra, presidenta de la Asociación Archivo de la Guerra Civil y Exilio, declaró que está tratando de conseguir que el Congreso de los Diputados destine una asignación al centro español de Moscú en los próximos presupuestos del Estado. En la actualidad, tan solo la administración de Euskadi ha prometido ayuda material a los niños, una cantidad de 10.000 euros, que aparentemente no ha llegado todavía a su destino.

El Centro Español se encargará de coordinar la futura exposición dedicada al exilio de la Guerra Civil que organiza la Asociación Archivo de la Guerra Civil y Exilio y se celebrará en el museo de Obminsk, localidad cercana a Moscú donde estaba la casa de niños número cinco, la más grande de las 16 en las que se alojaron los pequeños exiliados en la URSS. La exposición, que reunirá dibujos, fotos y documentos inéditos, tendrá un catálogo que será financiado por la Embajada de España, afirmó Dolores Cabra, que propuso destinar el importe de la venta de ese catálogo a la supervivencia del centro.

Nota:
Esta es nuestra cuenta porque siempre contamos con vuestro apoyo tan necesario. Os lo agradecemos inmensamente. Sin vosotros. y vuestra solidaridad todo sería muy difícil.
Abrazos. 
Dolores Cabra
Secretaria General de AGE

AGE
Caixa Cataluña
CCC/ 2013 0646 12 0200708987
Concepto: Centro Español en Moscú

domingo, 1 de septiembre de 2013

Federico Molero diseñó en la URSS en 1945 una central de energía solar

Federico Molero. / Foto cedida por la familia a El País

-Federico Molero, baluarte de la defensa de Madrid, diseñó en la URSS en 1945 una central pionera de energía solar

 

-Destacado militante comunista, duplicó la traída de agua a Madrid durante la Guerra Civil

 

El País - Rafael Méndez - Madrid 30/8/13
Una nueva máquina utilizará la energía del Sol. El titular de la noticia del Morning Bulletin de Rockhampton (Australia) el 5 de febrero de 1945 es preciso. El texto cuenta a raíz de una noticia del Chicago Daily News que el español Federico Molero ha desarrollado en Tashkent, capital de la República soviética de Uzbekistán, una planta que utiliza la energía solar para producir vapor. Noticias similares de la época se pueden encontrar —gracias, Google— en la prensa de Estados Unidos y en notas de agencia como Associated Press. Poco o nada apareció en España. Porque aquí, Federico Molero (Almería, 1908-Madrid, 1969) estaba destinado a ser uno de esos personajes perdidos en una vieja enciclopedia, una nota borrada en alguna reedición.

Hasta que su yerno, José Manuel Naredo, economista y premio Nacional de Economía y Medio Ambiente, coincidió hace unos años con Valeriano Ruiz, Catedrático de Termodinámica de la Universidad de Sevilla, en un tribunal de una tesis doctoral. Este recuerda el encuentro: “A la vuelta en AVE desde Zaragoza, José Manuel, que no es muy de hablar, me comentó que su suegro se había dedicado a la energía solar en los años cuarenta en la URSS”.

Al poco, Ruiz fue a ver la documentación que Naredo guardaba de su suegro. “Era impresionante. Molero había desarrollado plantas de energía termosolar en el Cáucaso en los cuarenta y no teníamos ni idea”, cuenta Ruiz, hasta hace un año presidente de la patronal termosolar. “Es irónico que un hombre nacido en Almería, donde ahora está la central de experimentación solar puntera, desarrollara esta tecnología hace 70 años en la URSS”.

Naredo rebusca en su chalé en Madrid entre los papeles de Molero y reconstruye la apasionante biografía, hija del agitado siglo XX. Molero, cuyo padre era un ingeniero militar de Almería, queda huérfano muy niño. Su abuela lo lleva a Madrid, donde estudia en el colegio del Pilar, aprende idiomas y finalmente se matricula en Ingeniería de Caminos. A principios de 1930 se afilia al Partido Comunista y ese año termina la carrera. En 1931 ingresa en el escalafón de la dirección general de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas. Trabaja en Almería y en la Confederación Hidrográfica del Guadarrama. En 1934, la Junta de Ampliación de Estudios le envía seis meses a Denver (Estados Unidos) a visitar obras hidráulicas.

La Guerra Civil le sorprende en un balneario en Sobrón (Burgos), donde realizaba una cura. Alquila un coche y, acompañado por su esposa, María Luisa Bravo, emprende regreso a Madrid. Simula ser un rico industrial cuya mujer tiene un embarazo de riesgo que va a Madrid a un tratamiento. María Luisa esconde los carnés comunistas en una media y así sortea los controles de los sublevados. El diario Ahora narró a toda página su peripecia y describió a Molero como “alto, de rostro broncíneo y porte aristocrático”.

La República pronto utiliza sus conocimientos. “Como ingeniero, duplicó la traída de agua del Canal de Isabel II [entonces llamado Canales del Lozoya], lo que permitió a Madrid soportar tres años de asedio”, cuenta Naredo, un destacado economista y estadístico que narra fascinado los logros de su suegro: “Él creó el primer arrastre en Navacerrada. Se trata de un teletrineo que subía a la Bola del Mundo”, el pico de 2.265 metros que marca el límite entre Segovia y Madrid. Ese arrastre fue usado después, durante la Guerra Civil, para subir obuses a la batería de la cumbre.
 
Molero tuvo un papel destacado en la defensa de Madrid. “Como jefe de Fortificaciones de la capital llegó a tener 30.000 personas trabajando para él”, según contó el propio Molero en un escrito posterior en el que criticó que el PCE no le mencionara en un libro sobre esos trabajos. Pese a las dudas, “hay memorias y estudios del asedio de Madrid que atribuyen a Molero un papel fundamental en la improvisación de la defensa de Madrid en noviembre de 1936”, según Santiago Gorostiza, licenciado en Historia y Ciencias Ambientales y doctorando Marie Curie en la Universidad de Coimbra, que estudió a Molero para un trabajo en 2012 sobre la importancia del agua en la defensa de Madrid. “Durante las primeras semanas de la guerra, Molero señaló la importancia estratégica de los embalses del norte de Madrid, participó activamente en la defensa de los depósitos de agua de la ciudad y usó su conocimiento de la red de distribución y alcantarillado para contraatacar en la Ciudad Universitaria”. “Los militares franquistas eran superiores a campo abierto, pero en un entorno urbano los ataques promovidos por Molero a través de las infraestructuras subterráneas, les cogieron por sorpresa”, añade.

Tras la guerra, Molero, que además de ingeniero es doctor en Físicas, emigra a la URSS. Su hija, María, acudió años después, en 1946. En la URSS salta a la pasión que ya apuntaba en España: buscar una forma de aprovechar la energía del sol. Es nombrado director del Instituto de Energía Solar de la Academia de Ciencias. Diseña unos discos parabólicos —como los actuales— que concentraban la radiación solar en un punto. No fue algo experimental. “En el Cáucaso llegó a tener plantas de escala industrial”.

El Cáucaso, con muchos días de sol, pocas lluvias y lejos del frente de la II Guerra Mundial, es el lugar ideal para que Molero comience sus desarrollos. María, su hija, ya fallecida, contaba hace unos años en Madrid que, para ella, su padre era como un mago, porque “fabricaba hielo a partir del sol”, ya que una de las centrales se usaba para producir hielo.

En la Guerra Fría, los avances tecnológicos de la URSS se siguen con interés en Occidente. Las noticias sobre los desarrollos de Molero hablan de poner en regadío vastas zonas de la URSS con energía solar. Él puso en marcha un laboratorio avanzado de energía solar en la URSS y fue el responsable del “diseño de una caldera solar para la producción de vapor recalentado a partir de la energía concentrada por paraboloides de revolución sobre rodillos”, según el libro La electricidad termosolar. Historia de un éxito de la investigación, coordinado por Ruiz y que reserva a Molero el papel de pionero.

Pero el interés por la energía solar pronto se marchita. “En Tashkent, en los años sesenta, dijeron que con el petróleo no hacía falta la energía solar”, cuenta Naredo. La URSS tiene petróleo y apuesta por el carbón, las grandes presas y luego la nuclear. Cuando decae el interés, Molero abandona la energía solar y pasa a la dirección de obras hidráulicas, defensa de costas y técnicas para mejorar el hormigón.

Naredo cuenta que Molero no renegó del comunismo. “Se mantuvo fiel a sus principios y no fue especialmente crítico, pero era un tipo raro en ese ambiente. Era como un objeto exótico dentro del PCE. Él era más un científico que un hombre del aparato”. Su yerno recuerda de él su amplia cultura y su simpatía. “Te podía recitar una obra de teatro completa o una ópera”.

En 1966 vuelve a España tres meses con un pasaporte limitado. Un par de años después se instala definitivamente en Madrid, donde se embarca en el proyecto del trasvase Tajo-Segura. Tras una operación de úlcera de estómago, fallece de peritonitis. Era el año 1968 y estaba en plena faena. Había montado un taller enorme en Vallecas (Madrid) para desarrollar una de sus patentes, la que “permitía hacer canales de gran sección con una base prefabricada. Levantó una base a escala en Vallecas”.

La venganza de Molero llegó décadas después. La energía termosolar pareció renacer en los años setenta y ochenta. Es entonces cuando se crea la planta de experimentación en Almería. Se basa en el mismo principio que utilizó Molero, aunque sin mencionarlo: mediante espejos (bien discos parabólicos, o bien canales), concentrar la energía solar en un punto o en una línea, y ahí, a calentar un fluido.

En los años noventa, la tecnología parecía que no avanzaba lo suficiente, y la energía solar fotovoltaica asomó como la gran esperanza. Estos paneles no usan espejos para concentrar la radiación solar, sino que es la propia radiación de onda corta procedente del Sol la que da lugar a una corriente que puede generar electricidad.

Sin embargo, hace una década volvieron los espejos y ahora conviven ambas. En España, EE UU, el norte de África, China, Sudáfrica y el Golfo Pérsico hay enormes centrales con tecnología de espejos para producir electricidad. Sobre el coste de ellas y las primas que reciben hay un complejo e interesante debate, pero esa es otra historia.

Gorostiza explica que el hecho de que Molero no sea tan conocido se debe a que falleció antes de la llegada de la democracia y sin escribir sus memorias. “Es un personaje sobresaliente: por la mezcla de persona de acción (como prueba su participación en el batallón del subsuelo y la organización de la defensa y fortificación de Madrid) con su vertiente de ingeniero y obra pública (Canales del Lozoya) más la vertiente científica (investigación sobre energía solar). Cualquiera de las tres lo haría digno de mención: las tres juntas lo hacen fascinante”.

Discos solares diseñados y construidos por Federico Molero en la URSS Foto cedida por la familia a El País