Stalin confinó en campos de trabajo a los pilotos republicanos que se instruían en la URSS y que reclamaron su repatriación al final de la Guerra Civil
Tereixa Constenla - Madrid
14 SEP 2010
"Yo, Hermógenes Rodríguez, me dirijo a usted respecto al siguiente
asunto: fui enviado por el Gobierno de la República Española a la Unión
Soviética para participar en 1938 en un curso de pilotaje, que no pude
terminar. Pedí inmediatamente mi repatriación, que hasta hoy me han
negado. Desde 1941 me encuentro en un campo de concentración solo por
ser español".
Hermógenes Rodríguez era uno de los 180 aviadores republicanos en
fase de formación a quienes el final de la Guerra Civil sorprendió en la
URSS. "Usted" era G. M. Malenkov, sucesor de Stalin en la presidencia
del Gobierno de la URSS. El texto pertenece a una carta de mayo de 1953,
dos meses después de la muerte de Stalin, que se reproduce en el libro Los últimos aviadores de la República, escrito por Carmen Calvo Jung y editado por el Ministerio de Defensa y la Fundación Aena.
Carmen Calvo es la hija de uno de esos aviadores -José Calvo- que
salió de España con el objetivo de retornar pronto para ir a la guerra y
que, acabada ésta en 1939, tardó 15 años en volver a su tierra. En ese
tiempo le zarandearon por diferentes cárceles y campos de trabajo
forzoso. Fue una víctima más del Archipiélago Gulag, la maraña de campos
de castigo soviéticos donde cualquiera podía acabar por cualquier cosa.
Allí fueron encerrados los españoles de la División Azul que habían ido
a pelear contra el Ejército Rojo. Su confinamiento encaja dentro de la
lógica de la guerra, que divide el mundo entre amigos y enemigos. Pero,
¿qué hacían allí los aviadores de la República?
Carmen Calvo congeló temporalmente su trabajo en Berlín -como
arquitecta se dedica a la restauración y conservación de patrimonio-
para responder a una cuestión que su padre había eludido en vida. Ni en
los documentos que recibió tras su muerte ni en libros de historia se
aclaraba la incógnita. Así que Calvo ha dedicado 10 años a rastrear en
24 archivos e instituciones de España, Suiza, Francia, Alemania, Holanda
y Rusia la pista de aquellos pilotos atrapados en la URSS que deseaban
volver a España o exiliarse en otro país.
Su vinculación familiar, además, le abrió las puertas de los archivos
personales de los protagonistas. Casi nadie quería hablar, pero casi
todos ordenaron sus recuerdos por escrito. Como José Romero Carreira,
que describió la crudeza en el campo de Kok-Usek -la mortalidad superaba
el 60%- en unas memorias inéditas: "La mínima ración que se
suministraba de alimentos nos había postrado a todos en un estado de
inanición. (...) Todo barniz social había desaparecido. Los títulos, los
espíritus refinados, los aristócratas habían descendido al rango de
hombre primitivo. Los espíritus más refinados de Viena convivían con los
analfabetos y rudos carreteros y pastores de Rumania. Los niños tenían
que defender sus alimentos contra la expoliación de sus padres.
Situación trágica en la que puede caer el hombre cuando las
circunstancias desatan las fuerzas de su subconsciente".
De los 25 pilotos internados hasta 1948, Romero fue de los pocos
juzgado y condenado. La razón: sumarse a la huelga de hambre de los
presos de la División Azul para exigir una mejora en las condiciones del
campo en 1952. El segundo delito que cometió fue montar una
escuela para enseñar a leer a los divisionarios. "Los republicanos
siempre tuvieron la cabeza alta. Su gran lección fue la de que cada
persona tiene que cuidar de los demás", destaca Carmen Calvo, que da
vueltas a la realización de un documental sobre los hijos de aquellos
pilotos secuestrados por el régimen de Stalin. ¿Por qué? "Porque no
querían que el mundo supiese que había republicanos incómodos en el
paraíso".
- Desde enero de 1937, las autoridades republicanas enviaron a unos 800 alumnos en cuatro expediciones para instruirse como pilotos en Kirovabad (Azerbaiyán) y Járkov (Ucrania).
- El Kremlin, apoyado por dirigentes comunistas españoles exiliados en la URSS, presionó a los 180 aviadores españoles que seguían en el país al final de la Guerra Civil para que se nacionalizasen y permaneciesen allí.
- En junio de 1941, tras algunas deportaciones ejemplarizantes, solo 25 seguían reclamando su salida de la URSS. Otro medio centenar acabaría pilotando para el Ejército Rojo.
- Tras el ataque alemán a la URSS el 22 de junio de 1941, los 25 pilotos fueron enviados a campos de trabajo forzado en Siberia, donde estuvieron internados hasta 1948.
- El Gobierno soviético orquestó en 1948 una falsa operación de repatriación desde Odessa tras
una campaña internacional de la Federación Española de Deportados e
Internados Políticos, pero siguió presionando a los españoles para que
renunciasen a salir y aceptasen la nacionalidad. Doce se resistieron.
- Estos 12 regresaron a España en el buque
Semíramis, que atracó en Barcelona en abril de 1954, rodeado de
una triunfal bienvenida dirigida a los 246 prisioneros de guerra de la
División Azul que viajaban en el barco.