RTVE - Moscú, 29 sep (EFE).- Los "niños de la guerra", los pocos que quedan en Rusia de más de 3.000 menores españoles que fueron evacuados durante la Guerra Civil a la Unión Soviética, celebraron hoy el 75 aniversario de la llegada al país que ya nunca llegarán a abandonar.
Dibujos infantiles y fotos de los "niños" a partir de 1937 y hasta la década del 50, danzas folclóricas de las diferentes regiones de España y canciones populares españolas y rusas impregnaron de nostalgia la velada celebrada en el Centro Español de Moscú con motivo del aniversario.
"Los que más sufrieron las consecuencias de la guerra fueron los niños mandados a la Unión Soviética. Los que fueron a Francia o Bélgica sí pudieron volver. Estos niños no pudieron regresar, nunca", dijo a Efe Dolóres Cabra, presidenta de la Asociación Guerra y Exilio (AGE).
De los más de 30.000 niños españoles evacuados durante la Guerra Civil poco más de 3.000 fueron a parar a la Unión Soviética.
"Tuvieron que esperar a la muerte de Stalin para poder regresar. Aún así muchos se quedaron en los campos del Gulag, murieron en la guerra o por el hambre, o quedaron desaparecidos. Además, estos niños tuvieron una presión muy grande por parte del Partido Comunista de España (PCE)", explicó la dirigente de AGE.
Francisco Mansilla, presidente del Centro Español, lamenta no haber podido regresar.
"Perder la patria es horrible.Teníamos que haber regresado en 1939. No nos dejaron salir. En cambio, mis hermanos que estaban en Francia volvieron todos. Cuando los soviéticos nos dieron permiso para volver, en 1956, yo ya estaba casado y me quedé", dice.
Dos o tres decenas de "niños de la guerra" y varias decenas más de sus descendientes llenaron la sala y el escenario del Centro Español, situado a poco más de un kilómetro del Kremlin.
"Muchos están enfermos, no ven bien, no pueden andar, y otros son muy mayores, por lo que no podrán venir. Todos tenemos entre 70 y 90 años", explicó Mansilla.
Los sobrevivientes narran como fueron recibidos
Los asistentes recordaron hoy sus vivencias de hace 75 años, de cómo legaron entonces a la URSS y la cordial acogida que les dieron los soviéticos.
"Cuando teníamos que bajar del barco en Leningrado había muchos rusos que venían a recibirnos. Tantos, que parece que (las autoridades) tuvieron miedo de que alguien viniera a cogernos que nos hicieron volver al barco y pasamos allí la noche. Nos recibieron con flores y con mucho cariño", recuerda Antolina Etxeberría.
Tres expediciones en barcos, que salieron de los puertos de Valencia, Santurce y Gijón, fueron organizadas para salvar a los niños de los combates y bombardeos.
En la URSS, los niños, principalmente vascos y asturianos, fueron distribuidos en 14 casas de niños, donde les esperaban maestros españoles y manuales en español.
Sin embargo, pocos años después la II Guerra Mundial atrapó a los refugiados que habían huido de la Guerra Civil Española.
Los que para entonces alcanzaron mayoría de edad, 256 en total, partieron voluntarios al frente.
En total, 206 españoles caídos en combate, otros 216 que murieron en la retaguardia a causa de los bombardeos, el hambre, las enfermedades y otras penurias de aquella larga y cruel guerra fue el precio que pagó la comunidad republicana española por la independencia de la URSS.
Las tumbas españolas están diseminadas por el territorio de la ex URSS
Las tumbas españolas, cuando las hay, están diseminadas por el vasto territorio de la ex URSS, desde el Báltico hasta Crimea y el Cáucaso, y desde Bielorrusia hasta los Urales, Asia Central y Siberia.
Tras terminar la guerra, los jóvenes españoles fueron abandonando las casas de niños para empezar a trabajar o estudiar carreras.
De ellos, 746 recibieron enseñanza superior y se licenciaron principalmente en Ingeniería y Medicina, pues, según los dirigentes del PCE, "España necesitará médicos e ingenieros".
Luego, una primera ola de repatriación se hizo posible en los 50, que continuaría después a cuentagotas en los 60, 70, 80, 90...
"Nosotros ya no volveremos, ni siquiera para que nos entierren en nuestra tierra", dice uno de los "niños" que y prefiere no decir su nombre.
Ántolina le abraza y añade: "Espero que jamás, en ninguna parte del mundo, pase lo que nos pasó a nosotros. Nunca más. Los hijos tienen que vivir con sus padres. Y en su patria".
1 comentario:
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