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ADAR Asociación de Aviadores de la República 11/12/16
El pasado mes de noviembre una delegación formada por miembros de
ADAR y familiares de aviadores republicanos procedentes de diferentes
lugares de España, así como dos historiadores, se desplazó a la
República de Azerbaiyán con el fin de rendir un doble y sentido homenaje
a los aviadores republicanos españoles. En los cinco días que duró la
visita (25-30 de noviembre) se vivieron momentos muy emotivos no sólo
por el deseo de honrar la memoria de nuestros pilotos, sino también por
la muy grata acogida y enormes atenciones que recibimos por parte de las
autoridades y población azerbaiyanas.
En primer lugar, la comitiva
de ADAR asistió al cementerio de Bakú donde se honra la memoria de los
combatientes soviéticos caídos en la defensa de la región durante la
Segunda Guerra Mundial. En este mausoleo también se preserva la memoria
del legendario piloto Manuel Zarauza Clavero, aviador santoñés que en la
guerra de España desempeño la jefatura del Grupo 21 de caza de las
Fuerzas Aéreas de la República. Zarauza se exilió en la URSS y durante
la Segunda Guerra Mundial lideró una escuadrilla de la VVS (Fuerza Aérea
Soviética) en la que también volaban otros aviadores españoles que
defendían la estratégica región petrolífera de Bakú de la aviación
alemana. Posteriormente, la delegación de ADAR también aprovechó la
ocasión para recordar y homenajear el papel jugado por los españoles que
defendieron los cielos de Azerbaiyán (José María Bravo
Fernández-Hermosa, José Carbonell Balaguer, Joaquín Díaz Santos y José
Pallarés Ferreras).
Días después, la delegación de ADAR se trasladó a la ciudad de Ganjá (antigua Kirovabad) sede de la renombrada 20ª Escuela de Aviación en la que se adiestraron más de 800 aviadores republicanos españoles entre 1937 y 1939. Fuimos obsequiados a las puertas del edificio (que hoy en día está muy reformado y no se corresponde con la Escuela que la delegación de ADAR visitó en 1989) con una cerrada ovación por parte de gente de todas las edades que nos puso el corazón en un puño. La sensación fue indescriptible y a duras penas pudimos contener la emoción mientras que, flanqueados por la multitud, nos dirigimos al primer piso de la Escuela para inaugurar el Museo de la Memoria de los Aviadores Españoles, donde los habitantes de Ganjá tributan su recuerdo al paso de los españoles por esta ciudad del Cáucaso.
Poco después, la comitiva se trasladó al cementerio de la ciudad donde se encuentra un mausoleo especial en el que reposan inhumados los alumnos españoles e instructores soviéticos que, a lo largo de más de dos años de formación, fallecieron en las intensas jornadas de instrucción aeronáutica. Se nos dio la bienvenida por parte de las autoridades y la población congregada y el acto de homenaje a los fallecidos lo inició una banda de música que interpretó los respectivos himnos nacionales así como una marcha fúnebre que acompañó la imposición de una gran corona de flores al monumento central que estaba flanqueado por una guardia militar.
A continuación, jóvenes de
la población nos entregaron flores que fuimos depositando en las
diferentes tumbas del mausoleo, prestando especial atención a la placa
explicativa que quedó prácticamente cubierta por las flores, bandas y
múltiples muestras de cariño y recuerdo que los familiares de ADAR
aportaron en homenaje y recuerdo. La corona central depositada por las
autoridades municipales y el representante de la delegación española,
Aquilino Mata, sirvió de soporte para el homenaje que Carlos Lázaro
dedicó a algunos aviadores republicanos cuyos familiares no habían
podido viajar a Azerbaiyán o no tenían quien les recordase en tan
emotivo momento. Luego volvimos a la ciudad para dirigirnos a un
auditorio, lleno hasta la bandera, en el que se nos había guardado sitio
para poder asistir a la proyección del documental En el cielo de
Azerbaiyán. Al final de la proyección se hizo un pequeño discurso de
agradecimiento en el que se entregaron placas de recuerdo e
intercambiamos regalos con la autoridad municipal, regresando después de
comer a Bakú. Al día siguiente finalizamos los actos oficiales con una
visita al Ministerio de Asuntos Exteriores donde, en compañía del
Encargado de Negocios español, ofrecimos al Sr. Viceministro y al
Embajador de Azerbaiyán en España una retrospectiva de nuestro viaje,
los sentimientos que afloraron en esos días, así como de los mutuos
deseos que españoles y azerbaiyanos teníamos en ahondar las relaciones
históricas entre ambos países. Tras agradecer una vez más las atenciones
recibidas, abandonamos las dependencias del Ministerio hicimos un poco
de turismo por la parte vieja de Bakú y realizamos algunas compras para
traer recuerdos a la familia.
Este viaje-homenaje tan emotivo a
Azerbaiyán no hubiera sido posible sin la decidida intervención de
Aquilino Mata, Presidente de la Delegación Catalana-Norte-Balear, quien
promovió y facilitó todas las gestiones para poder desplazarnos a
Azerbaiyán y, una vez allí, resolvió cualquier contratiempo que surgió
durante el viaje. Asimismo, no queremos dejar de reconocer la labor
llevada a cabo por Manel Pinar, quien se encargó de la confección y
gestión de todas las placas de recuerdo donadas a las autoridades
azerbaiyanas, así como de uno de los informes históricos que se
entregaron al museo del Ganjá. En dicho documento se hacía un breve
resumen del contexto aeronáutico de la Guerra Civil, así como de la
participación soviética en la contienda.
Por último, queremos
mencionar la excelente disposición mostrada por el Sr. D. Anar
Maharramov, embajador de Azerbaiyán en España y su equipo, que nos
acompañó en todo momento durante nuestra estancia en su país y nos
brindó todo tipo de comodidades en lo que a comidas, hoteles,
desplazamientos y traducciones se refiere. También queremos mostrar
nuestro agradecido reconocimiento a nuestros esponsores, Sres.
Marchenko, Mirhadiyev y Asadullaev, que proporcionaron el soporte
logístico para cumplir el sueño de volver a Azerbaiyán.
A buen
seguro que estas líneas no reflejan todas las intensas emociones,
sensaciones y extraordinarias experiencias vividas por los miembros de
la delegación de ADAR en esta “expedición” a Kirovabad/Ganjá, pero de
una cosa estamos plenamente seguros: todos nuestros aviadores deben
sentirse orgullosos de que los que viajamos a Azerbaiyán hemos cumplido,
con honor y lealtad, un digno cometido: seguir preservándoles en la
memoria de la historia aeronáutica de España y Azerbaiyán.
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