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domingo, 1 de marzo de 2015

Internet, el Atajo a Comisaría

 
Esteban S. en opinión de Clase 1/3/15
Creo que no podía comenzar un día más triste que con la noticia de la detención de 8 internacionalistas en el Estado español tras volver de Ucrania y arriesgar su vida en contraposición a la masacre que está llevando el gobierno golpista de Kiev junto con sus amigos de EEUU y la UE.
 
Las agencias de noticias informaban de la detención. En Ucrania, en Rusia, en Europa, en ningún lado la terrible noticia ha pasado desapercibida. Incluso en los comentarios de agencias extranjeras se podía leer a ciudadanos rusos y ucranianos que escribían: «Gracias por la ayuda camaradas, resistid, llegará el día y os devolveremos el favor, resistid».
 
Para las y los que somos conscientes de cómo se distribuye la población reclusa de nuestro país y los delitos que la engordan, no puede haber peor titular para comenzar el día: ocho presos políticos más en el Estado español.
 
Sin embargo hasta aquí, solo he demostrado de una forma u otra un sentimiento bastante común en el estallido de solidaridad que ha inundado internet, y nosotras y nosotros, como comunistas que pretendemos derribar el poder burgués, no creo que debamos quedarnos en lo empírico de la detención. Debemos extraer todo el jugo de la experiencia; desde los grandes aportes de los camaradas en el extranjero, como las causas y efectos de su propia detención. Y esto último, supongo que no será del mismo gusto… pero como un camarada me dijo una vez (y suelo aplicarlo a todo) si no soy yo, ¿quién?; si no es ahora, ¿cuándo?
 
Podría afirmar que en el Estado español existen presos políticos que llevan décadas, incluso más de la mitad de sus vidas, encerradas en prisión, por hacer política y señalar sin tapujos que España es un Estado fascista. Y por supuesto, con la praxis coherente. De ahí el empeño del Estado en cazarlos. Quien comparta dicha opinión, y no son pocas y pocos, no debería extrañarle la detención de ocho internacionalistas que defienden a un pueblo de un gobierno golpista y fascista. Las simpatías ideológicas de ambos gobiernos y la complicidad legislativa y jurídica del “nuestro” con el fascismo debería resultar más que un escándalo algo de lo “más normal”. Sin embargo tales hechos no son ni la razón principal, ni la secundaria para afirmar que España es un Estado fascista; esta es tan solo otra más.
 
Hay que ver unos hechos desde una perspectiva quizás un poco crítica dada la reciente detención, pero vuelvo a la pregunta de antes: si no es ahora, ¿cuándo? Los camaradas en Ucrania sufrieron un “pequeño” desliz por el cual están detenidos. Pasaron de priorizar la seguridad individual para ir a Ucrania a tener un Facebook público que poco a poco el usuario empezó a quitar las bandas negras del Paint que cubrían su rostro en las fotografías (sin contar que con bandas o sin bandas negras que tapen el rostro exhibir en internet deja rastro)… ¿con qué intención? Imagino que los que nos podían resolver la duda, hoy se estarán lamentando. Y esto es así. No se puede cabrear a un perro atado si tu futura intención puede ser volver a dormir a su lado, porque la tentativa puede pasar factura. Y a estas alturas reírse de la Audiencia Nacional por Facebook, es sin duda, infravalorar al enemigo.
 
Lo cortés no quita lo valiente; pero lo valiente no quita lo estúpido. Las causas de la detención han sido «posar con AK-47 en fotografías o mostrar sus rostros en vídeos» que los vinculaban con el “delito” que ahora los acusan: participación en delitos de asesinato, tenencia de armas y explosivos y actos que atentan contra los intereses del Reino de España en el exterior. Ahora bien, en teoría, la legislación española no considera que esa acción constituya un delito puesto que lo único que España castiga penalmente es viajar al extranjero para recibir entrenamiento o para combatir en una organización considerada terrorista, y, las milicias “prorrusas” que luchan en el este de Ucrania no están en la lista de organizaciones terroristas establecida por la ONU. Tampoco unas fotografías exhibiendo “armamento pesado” como dice, no probaría ni el asesinato ni la tenencia de armas, ¿quién dicta si esas armas eran de fuego real? Por supuesto, el delito que “atenta” contra los intereses del Reino de España lo dejaremos como un chiste de mal gusto; toda la vida haciendo negocio con la guerra y la venta de armas como para ahora preocuparnos por los “intereses” del “Reino” en el exterior.
 
Hace unos meses, la Coordinadora Antifascista de Málaga sacó un cartel que abordaba la seguridad con los teléfonos móviles. Otros colectivos siguieron a la zaga. Pero a decir verdad, ni la consideración de unos presos políticos que llevan décadas en prisión por luchar contra el fascismo militar e institucional, ni los constantes toques de atención sobre la seguridad del individuo –y por ende, del colectivo- que nos brindan varios colectivos como la Coordinadora Antifascista de Málaga y otros, sirven para erradicar la carencia que sufre la izquierda revolucionaria o que pretende serla. Está muy bien eso de señalar la represión; ¿debemos interpretar que como tarea pendiente tenemos el creérnosla? De otra forma no se puede concebir la detención de nuestros camaradas en Ucrania, ni las y los compañeros de la Operación Araña, etc.
 
Pero esto ya no puede significar una autocrítica, la cual por cierto, ¡qué mancillada está y que uso más ligero tiene! Caer por nuestros propios errores cuya experiencia histórica debería haberlos curado hace…¿años? no puede solucionarse con una autocrítica de quita y pon. ¿Ahora nos vamos a sorprender porque el Estado español realice detenciones contra nuestros camaradas? ¿del mismo Estado que aplica doctrinas penitenciarias ilegales y que tiene que ser no el abanico político parlamentario sino un organismo europeo quien dicte que esto es ilegal? ¿de un Estado que hasta hace poco más de 20 años financiaba a grupos de pistoleros fascistas y bandas parapoliciales para asesinar a los elementos más avanzados del movimiento obrero? De este Estado no podemos obtener asombro, sino prevención.
 
Esto, señoras y señores, nuestro tan apreciado mundo de las tecnologías, es un tren de alta velocidad sin frenos si no le damos el uso correcto mientras éstas estén bajo el dominio de los de siempre. Si seguimos creyendo que “el Facebook no es muy seguro, pero el chat privado sí”, “por el whatsapp dime todo lo que quieras y si te equivocas ya te digo delante de este micrófono al que llamamos cariñosamente smartphone que no lo vuelvas a repetir”, “quiero ser revolucionario y famoso revolucionario en Facebook/Twitter/Google+, ambas son compatibles” o que “hacerme fotos al lado de acciones pero con la cara tachada no es una ayudita en mi identificación” habrá que reemplazar al escenario desolador del apocalipsis por Lenin y acudir a la famosa cita de: «sálvese quien pueda».
 
No juguemos a ser revolucionarios y revolucionarias, seamos revolucionarios y revolucionarias que en el dominio de su materia juegan. Y por supuesto, ¡solidaridad con nuestros camaradas internacionalistas detenidos! Llevemos esa solidaridad a la calle, fuera de ese atajo a comisaría llamado internet.

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